LA PATRONAL TAMBIÉN PIDE AGUA POR SEÑAS
- M.G.D.
La Confederación Empresarial de Lanzarote (CEL), con su presidente a la cabeza, Francisco Martínez, emitió ayer una nota de prensa reclamando “soluciones urgentes a los cortes de agua que están perjudicando a negocios y empresas de distintos sectores de la Isla”.
Mucho habían tardado, porque la situación no es nueva en verano en Lanzarote, pero con el paso del tiempo y la inacción de los políticos, cada año se complica más la situación. Se han quejado los consumidores domésticos, se han quejado los agricultores y ahora se queja también la patronal. Todo muy lógico. Lo que sorprende es que dejaran pasar los cuatro años de gobierno socialista sin que se hiciera absolutamente nada. El anterior gobierno estuvo especulando durante cuatro años con la posibilidad de rescatar el servicio, quitárselo a Canal Gestión, y se les fue toda la fuerza por la boca. Al final ni rescataron el servicio ni pactaron con Canal Gestión una salida a la lamentable situación que vive la producción y distribución de agua en Lanzarote. Nada de nada.
La Confederación insiste, con toda la razón del mundo, en que los problemas de Lanzarote “son estructurales y que una potente inversión en infraestructuras hídricas es imperante para recuperar el suministro y satisfacer la demanda de las empresas y de toda la población de Lanzarote”. Eso es más que evidente. Lo que no lo es tanto es si el Cabildo y los Ayuntamientos, a través del Consorcio del Agua de Lanzarote, instrumento que ellos se dieron para gestionar este servicio fundamental, son capaces de sentarse, hacer un plan, apoquinar cada uno con la parte que le toque y comprometer al resto de las instituciones, como gobierno de Canarias y de España, en la solución. Y la cosa no consiste en hacerse fotitos y más fotitos, reuniones y más reuniones. No, consiste en hacer un plan técnico, buscar financiación y dejar a los profesionales trabajando en el asunto mientras ellos siguen con sus cositas. No hay otra, todo lo demás es demagogia. Y eso significa más dificultades en el futuro.
Todos sabemos ya cómo están las cosas. No hay otra que planificar, apoquinar y ejecutar. Lo demás, son cantos de sirena. Y ya le duelen a uno los oídos de tanto ruido y tan pocas nueces.