TURISMO ACTIVO, SÍ; DERECHO A CAMINAR LIBREMENTE TAMBIÉN
- M.G.D.
La Asociación de Turismo Activo de Lanzarote ha hecho llegar a los medios de comunicación una nota de prensa advirtiendo del “deterioro” de los espacios naturales de la isla por “los accesos sin control a zonas protegidas”, denuncia que debe ser recogida con agrado y con preocupación y ocupación por parte de las autoridades nuestras que tengan que ver con esa realidad, que se ha visto ampliada con la salida al campo de muchos lanzaroteños y turistas.
Pero hay una segunda parte de la nota en la que se nota un “tufillo” de busca de privilegios de los que salen como profesionales en busca de la “guita” de los extranjeros y locales que no se atreven hacerlo en compañía de amigos que sí conozcan y respeten el territorio. Está muy bien que haya profesionales que guíen a estas personas, que les enseñen el territorio y que lo hagan con el respeto debido y el precio acordado. Eso está muy bien. Pero cosa distinta es querer que se les reserve el territorio insular para uso exclusivo de profesionales saltándose el derecho universal que tienen las personas de caminar libremente por caminos y senderos del mundo.
Y lo decimos porque en opinión de la Asociación, uno de los problemas es la escasez de personal que tiene la administración para vigilar estos espacios. "Ante esa falta de recursos, lo que se ha hecho durante mucho tiempo es aplicar políticas cada vez más restrictivas, que no han afectado a aquellas personas que acceden libremente a los espacios naturales, sino a los profesionales cualificados que desarrollamos ahí nuestras actividades", ha advertido. Como si aquellos sitios sensibles no lo fueran igual de sensibles para las botas de los senderistas independientes que para los que van con guías. Además, los que salimos al campo, responsablemente, en pareja, con algún amigo o en pequeños grupos, muchas veces vemos furgones llenos de extranjeros, bajo el control de la voz gritona de algún guía, sin respetar números máximos ni controlando a las decenas de personas que sueltan en parques naturales sin más conocimiento ni sensibilidad que la le llegue del que les lleva, previo pago de unos buenos euros, a descubrir la esencia de los volcanes.
Buenos y malos profesionales los hay en todos los sectores. También en el turismo activo. Igualmente que malos senderistas, o domingueros en bicicleta que se meten en todos lados sin control. Así que eso no se soluciona convirtiéndolo todo en negocio sino vigilando adecuadamente los espacios protegidos, poniendo monitores en colegios, dando charlas para, a la vez que se le cuenta a la gente las ventajas de caminar y conocer su territorio se les enseña también a cuidarlo. Y después un reglamento con fuertes multas para que los que no respeten la normativa. Especialmente para los profesionales que sacan excursionistas al campo sin respetar normas, ni usos, dejándose llevar más por el afán de lucro que por enseñar trabajando en una actividad que es necesaria y muy bonita.
Cuando se reclaman derechos, deben ser para todos. Si no, solo se buscan privilegios para ganar dinero a costa de las restricciones ajenas y no por la calidad de los servicios que se prestan. Todos estamos de acuerdo en que, ahora, el territorio está mal protegido, mal señalizado y mal gestionado. Y eso hay que solucionarlo de forma inmediata, con pautas de uso, con señalización, con orientación, con formación ambiental y con multas para el que no aprende de otra forma. Pero no dando privilegios a los que hacen el agosto sino con derechos para que todos podamos movernos en libertad y gratuitamente causando el menor impacto posible a los senderos y zonas protegidas. Lo que faltaba ya es que no se pudiera caminar sin guía, que se renunciara al derecho universal e histórico de uso de los senderos por todos sin más restricción que el respeto a las normas.
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