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Heraclio padre e hijo en la escultura que tiene el Pollo de Arrecife en la calle Real.
Corría sudoroso el mes de julio de 1929. La Lucha Canaria en Lanzarote vivía todavía bajo la positiva influencia de don Joaquín María de Los Remedios Rodríguez y Cabrera -conocido en toda Canarias con el luchístico sobrenombre de Pollo de Uga. Los poco más de veinte mil habitantes de la Isla no se cansaban de recordar las hazañas del más completo campeón que ha tenido el deporte vernáculo en Lanzarote. Con Ulpiano Rodríguez todavía presente, el recuerdo fresco del mítico Mamerto Pérez -de Los Valles- y del hércules lanzaroteño llamado Pancho Machín, la gloria de la lucha también tenía cabida en una ínsula que vivía inmersa en la austeridad impuesta por las carencias económicas. Se estaba a la espera de que el gran campeón don Joaquín se desposase en el mes de agosto, a sus 34 años de edad, y nadie -a excepción de familiares y amigos de los padres- cayeron en la cuenta de que el mes de julio del último año de la década de los veinte también pasaría a la historia de este deporte.