Me gustó. A pesar de las “desconexiones organizativas”, que retrasaron la primera luchada un montón y las dos siguientes un poquito, la novedad de recuperar lo antiguo, a mí me gusta. Esta III Copa Cabildo de Lanzarote, que está concebida como un entremés de la temporada, para que los luchadores se pongan a punto para la liga, que comienza en diciembre, es la ideal para incorporar el sistema de lucha corrida a las competiciones de Lanzarote. Felicito a la Federación de Lucha Canaria de Lanzarote, con su presidente Sebastián Lemes a la cabeza, y a los presidentes de los seis clubes lanzaroteños de lucha canaria por dar este paso adelante, que recupera tradiciones y apuesta por la emoción frente al acomodo.
Evidentemente, en la primera jornada no se ve todo el potencial. Son muchos los aficionados, que han respondido con curiosidad a la novedad, que todavía no conocen bien las reglas y se angustian y enfadan. También hay quien echa de menos la segunda agarrada. Pero lo obvio es que aporta emoción. Que se ve más pareja la agarrada y que los grandes, los destacados y puntales, se toman la primera agarrada con un inferior con más seriedad. Como lo que es, una agarrada definitiva.
Se vieron luchadores que han sabido rentabilizar este sistema. Me encantaron los luchadores del Yaiza Martín García y Alejandro Cabrera que empezaron tirando y llegaron a tres contrarios con una enorme vistosidad. El premio en la corrida es que cada derribo es un punto, y solo ellos dos consiguieron seis de los dieciséis de la contienda. Igual desarrollo tuvieron los hermanos García, Rayco y Ángel, que tuvieron que salir para cortar la enorme diferencia que estaba consiguiendo el Yaiza frente a su Unión Norte. Dieron en tierra con seis contrarios en menos de diez minutos. Cuando los luchadores salen a luchar, la lucha corrida es espectacular. Casi divina. A la tensión que siempre dan dos luchadores yendo el uno por el otro, se suma el hecho de que el que cae va para el montón de eliminados sin derecho a réplica.
La lucha corrida nos permite ver en el terrero a más luchadores, 32 frente a los 24 del sistema mayoritario. Y hace que los luchadores vuelen sobre el terrero. Espectacular también la actuación del destacado C Moisés Olivero en el enfrentamiento del San Bartolomé contra el Tinajo, donde militan “joyitas” como Diego Cazorla que hay que disfrutar durante mucho tiempo. También gustó en esta luchada, que ganó el San Bartolomé, el destacado B David Medina, que se le nota muy superior al que vimos en la temporada pasada, entre él y José Manuel de León consiguieron eliminar a Saúl Romero, otro de mis luchadores favoritos por su enorme capacidad de crear y entregarse.
A Tao fui a ver al nuevo hombre fuerte del Tías, a Argeo García, el único puntal C de la competición, que fue sorprendido en su agarrada con Andrés Guillén, siempre valiente, que se crece ante los grandes, y dio en tierra con el teguestero, que es nuevo en la puntalía, después de subir en la temporada pasada de destacado B a Puntal C.
La lucha corrida está hecha para luchadores como Paquito Reyes, un volcán metido en una ropa de lucha. De este esperamos cualquier cosa. Es fuego y calidad, destreza y pundonor. Iría a ver a luchar a Paquito hasta en el fin del mundo. Cayó ante Argeo, que dio en tierra con cuatro antes de encontrarse con Guillén, pero le entró como si estuviera luchando con uno de su categoría, él es destacado C. Y me gusta Sixto Rodríguez, un destacado al que le han regalado una temporada sin letra, y tiene que aprovecharla para volver a lo más alto. Es muy vistoso. Y yo que vi luchar a su padre, y oí de su abuelo, deseo que sea así. Me gustan los hijos de los luchadores de los años ochenta, ellos vivieron lo mismo que yo. Saben de la plasticidad, emoción y responsabilidad de aquellos luchadores. Una de las mejores décadas de la lucha canaria en Lanzarote. Donde teníamos de todo. Pero, sobre todo, teníamos el orgullo de ser luchadores y querer la lucha canaria.
Y, ahora, con esta competición de lucha corrida, como antesala a la temporada, tenemos un buen aliciente para ver calidad. Más técnica que fuerza. Más emoción que títulos. Me apunto a esta lucha canaria. Dispuesta a innovar sin perder el anclaje con nuestra tradición. Al terrero se sale a tirar o caer, todo lo demás son inventos. No ha y lugar en la poesía, ni en la leyenda, ni en la gesta para las separadas y eliminaciones. Aunque llene las vitrinas de trofeos que acaban vencidos por el óxido con el tiempo. Lo único que se recuerda con los años, es aquello que te emociona. Y a mí me gusta ver dos a hombres queriéndose derribar con toda nobleza, agarrados a un pantalón, sobre la arena, aplicando mañas aprendidas con sus familiares y amigos en los entrenos. Así es la lucha canaria. Así ha sido siempre y así debe seguir siendo.