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Consejos para evitar que perros o gatos sufran el miedo a los petardos y fuegos artificiales en época navideña

Los ruidos estridentes propios de estas fechas a menudo generan malestar en los animales, especialmente en perros y gatos, que tienen un sentido del oído muy desarrollado

Tiendanimal comparte algunos consejos fáciles de poner en práctica para reducir los niveles de ansiedad en estos animales y conseguir que humanos y animales disfruten por igual de la Navidad

No dejarles solos en los momentos de mayor intensidad de ruidos, preparar una zona de paz con transportines o mantas y mantener una gestión adecuada del humano entre las recomendaciones que comparten

 

Temblores, ladridos, aullidos o jadeos son solo algunos de los síntomas del alto nivel de estrés que provocan los petardos, fuegos artificiales y otros ruidos propios de la temporada navideña en animales de compañía, principalmente en perros y gatos. Con el fin de hacer más llevadero estos días a todos ellos, Tiendanimal, el especialista en todo tipo de productos para animales de compañía, comparte una serie de consejos para minimizar el impacto de estos fuertes sonidos en la vida de nuestro fiel compañero.

“Los perros y los gatos son animales con un sentido del oído muy desarrollado y, por ello, muy sensibles a los ruidos. En épocas como la Navidad, que estos días se celebran en distintos puntos del país, estos animales pueden sufrir crisis de distinta intensidad, derivado de las altas dosis de adrenalina y cortisol que provocan en ellos. Por eso, las siguientes recomendaciones pueden resultar de gran ayuda para evitar crisis de ansiedad y mantener el bienestar de nuestro mejor amigo”, explica la experta veterinaria de Clinicanimal, la red de centros veterinarios de Tiendanimal, Nuria Gómez.

No dejarles solos. Durante el mayor apogeo de los petardos o fuegos artificiales y las horas previas y posteriores lo primero de todo es estar con ellos y no dejarlos solos, ya que esto podría incrementar aún más su ansiedad.

 Hacer ejercicio previo. Para que lleguen cansados al momento más crítico, resulta de gran ayuda haberles sacado a dar un paseo y haber jugado con ellos para que liberen toda la energía posible, de modo que así estarán más tranquilos.

 Prepararles su zona de paz. También, para reducir los ruidos puede ser positivo preparar una zona de refugio, ya sea con una manta, caja o con su propio transportín. Es recomendable que la casa permanezca con las puertas y ventanas cerradas, como para aislar el ruido lo más posible como para evitar que el perro salgo precipitado a la calle. 

 Mantener la calma. Es importante que, como humanos, permanezcamos tranquilos con la situación y mostrar indiferencia para no transmitirles mayor nerviosismo.

 No enfadarse con el animal. Nunca se debe mostrar enfado en esta situación, ya que les puede alterar aún más. Reñirles, gritarles o moverles enérgicamente solo tendrá un efecto negativo en él, empeorando su estado de nervios y dilatando la vuelta a la normalidad cuando cesen los ruidos

 Evitar recompensas en los momentos críticos y concentrarlas una vez haya pasado la crisis. No se debe recompensarlos durante su estado alterado. Lo correcto es dejarles su espacio y mimarlos, con snacks o juguetes, cuando ya haya pasado todo. Acariciar al animal en el momento de estrés puede ser contraproducente. Es importante permanecer a su lado y premiarle una vez se haya tranquilizado.

 Ayuda de suplementos para los casos más extremos. Si hay riesgo de que la situación puede descontrolarse, existen una gran variedad de suplementos calmantes para perros disponibles en el mercado. Antes de optar por fármacos tranquilizantes, podemos probar la eficacia de estos suplementos de origen natural. No obstante, lo más recomedable es seguir los consejos de nuestro veterinario, que será quién mejor pueda determinar qué producto será más beneficioso para nuestro animal en caso de necesidad.

 ¿Cuándo recurrir a ayuda externa? En situaciones normales, con las recomendaciones que hemos dado anteriormente, es bastante sobre llevable la situación. Sin embargo, en casos extremos puede ocurrir que los petardos o fuegos artificiales se conviertan en fobia. En ese caso lo ideal es buscar ayuda de un experto en comportamiento animal, como la figura de un etólogo. 

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