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Ángel Melián, árbitro de Lucha Canaria : "En los colegios hay canchas para practicar muchos deportes, pero no hay ni un tatami para enseñar Lucha"

"Que los espectadores desconozcan el reglamento lo puedo entender, pero que no lo conozcan los luchadores y los entrenadores, no"

 Ángel Melián (Santa Cruz de Tenerife, 1966) lleva más de 20 años arbitrando en los terreros, pero su vínculo con la Lucha Canaria viene desde la niñez. Se dedica a la Lucha por afición y defiende la necesidad de que, sin perder su esencia, la lucha evolucione y se adapte a los tiempos. Para Ángel Merlián, esta necesaria evolución ya se nota en los terreros con luchadores que han aprendido a prepararse y cuidar su alimentación.

¿Cuándo descubre usted la Lucha Canaria?

"Desde pequeño. Yo fui luchador desde las categorías inferiores. Mi mentor fue Nino Morales. Él me puso en contacto con la Lucha porque en mi familia no había tradición y me llevó al Santa Cruz. Recuerdo que entrenábamos detrás del Estadio, debajo de la grada de general de pie, donde había un terrero".

 ¿Qué recuerda de esos primeros pasos?

"En aquella época el Santa Cruz todavía luchaba en la Plaza de Toros. También hacíamos entrenamientos sobre tatami en el Pabellón de Deportes con Barbuzano, y me gustaba mucho luchar. El único problema es que como luchador era malo. Era 'muy flojito de pies', eso era lo que me decía Nino".

 Y abandonó...

"No. Hice mis pinitos. Yo estaba en la lucha por iniciativa propia y seguí luchando en juveniles. Entonces, el juvenil del Santa Cruz era un equipazo porque teníamos a Franquis, a Domingo Carmona, a Ismael Pérez... En definitiva, teníamos un equipo buenísimo. Después, cuando ya cumplí la edad, hacía incursiones en el Campitos. En ese momento, había muy buenas relaciones entre el Santa Cruz y el Campitos, pero tampoco recuerdo haber luchado en ninguna competición oficial. Siempre estuve rodeado de gente de la Lucha y de la mano de Polo, del que no recuerdo el apellido, llegué al Agache, junto con dos compañeros que ya éramos senior. Ahí llegué a competir, pero también fui un fracaso".

 ¿Persistió usted?

"Ya estaba compaginando la Lucha con el trabajo. Estaba en CocaCola y mi jefe era un señor de Güímar, don Antonio Díaz, muy vinculado con la Lucha que me advirtió: 'No me falle usted a trabajar  por culpa de la Lucha. Me encanta que usted sea luchador, pero no me falle'. Yo, de vez en cuando, iba con vendajes y alguna lesión y me lo repetía. Así que decidí dejar de luchar para mantener el trabajo".

 ¿Y cómo se decide a arbitrar?

"Después de unos años en los que me afiancé en el trabajo. Yo mantenía mi afición por la Lucha y quería seguir vinculado con un deporte que me había gustado toda mi vida. Así que fui a la Federación de Tenerife y me informé sobre las posibilidades de sacar el título de monitor o de árbitro. Como monitor no había nada previsto y estaba todo copado por los viejos: Nino, Barbuzano, Felipe Díaz... Ellos eran los que impartían la Lucha en los colegios, así  que no había plazas ni posibilidades. Opté por ser árbitro. Así empecé. Entonces no había títulos ni cursos de árbitro y me remitieron al comité de árbitros, que estaba en La Cuesta. Comencé yendo a las reuniones semanales, hasta que, después de un tiempo, les comenté que yo quería saber qué se siente en el centro del terrero, con los luchadores y arbitrando. La tradición era ir acompañado a un árbitro versado y yo o miraba o hacía las luchas de cadetes o de infantiles. Hice muchísimas luchas de categorías inferiores. Cuando se realizaron los cursos, fui presentándome y ascendiendo de categoría. Hoy tengo la máxima".

 ¿Qué es más difícil arbitrar a los cadetes o a los luchadores consagrados?

 "Lo primero que puede venirte a la mente es que es más fácil pitar a los cadetes o a los infantiles, pero el problema es que los chiquillos son más ágiles, te meten la mano por donde no te enteras y hacen unas agachadillas difíciles de apreciar. Su estatura hace que la lucha se desarrolle mucho más cerca de la superficie del terrero y tienes que tener reflejos y mucha rapidez para ver esas mañas. En el caso de los luchadores adultos es más conflictivo...es otra cosa".

 ¿Cuántos años lleva arbitrando?

"Llevo arbitrando algo más de 20 años"

 Como en todos los deportes, los árbitros siempre están cuestionados. ¿Es complicado superar el ser siempre el centro de mira del aficionado, del club...?

 "Es muy difícil. No tienes amparo de nadie. El árbitro es la máxima autoridad para dirigir un encuentro y desde antes de llegar al terrero conocer las circunstancias de la lucha que vas a arbitrar. Desde que entras, ya vas viendo las caras de los aficionados, luchadores... y sabes cómo te reciben. Sigue habiendo nobleza en los terreros. Cuando llegas la gente te saluda, va hablar contigo, pero al final de la lucha, ese mismo que te saludó ya no te mira igual. Eso ya lo tenemos asumido".

 ¿Los equipos y los luchadores conocen el reglamento?

"No. Tajantemente, No. Un error en la Lucha Canaria desde hace muchísimo tiempo es que los Estatutos dicen que las Asambleas son soberanas y en las Asambleas deberían estar árbitros, luchadores y directivos de los equipos, pero no están. Los luchadores no van ni a las asambleas insulares ni a las regionales y muchos entrenadores tampoco. En esos órganos es donde se modifican se cambian, se alteran y se ponen normas nuevas. Yo apuesto porque el actual presidente de la Federación de Lucha Canaria, Germán Rodríguez, cambie el reparto actual de la representación en las asambleas. Además, los luchadores y los entrenadores tampoco se preocupan por formarse. Que los espectadores desconozcan los cambios del reglamento lo puedo entender, pero que no los conozcan los luchadores y los entrenadores, no. Se trata de las normas de nuestro deporte".

 ¿Por qué los deportes vascos tienen tanta repercusión y la lucha canaria no?

"Los vascos los  tratan desde hace mucho tiempo como un deporte y está en las escuelas. El vasco empieza a mamarlo desde chiquitito y nosotros no. La Lucha antes se limitaba a los pueblos, a los ancestros y se continuaba gracias a algún viejito que había en Ravelo o en Tacoronte que con su iniciativa decía: 'éste chico que tiene un montón de peso sería bueno como luchador'. La Lucha se sustentaba en el esfuerzo de cuatro o cinco personas mayores que querían que se mantuviera, pero no estaba institucionalizada. Todavía hoy en los colegios hay canchas en las que se practican un gran variedad de deportes, pero es difícil encontrar un tatami en el que hacer Lucha Canaria. Existen unas guías didácticas, pero no se están utilizando. Hay mucho por hacer".

 Pero el número de aficionados el bastante elevado...

"Sí, pese a todo, la Lucha es un deporte con mucho arraigo. Si uno se fija, los que vienen de la cantera son casi siempre de familias en la que ha habido luchadores. Siempre hay alguna vinculación familiar. Ahora se está empezando a notar la labor de difusión en los colegios y por eso ha crecido el número de federados, pero podríamos tener mucho más si la Lucha llega a todos los colegios. En los terreros se nota ya que ha calado el concepto de que la Lucha Canaria es un deporte y que requiere una preparación como cualquier otro; no vale solo con ser fuerte o grande".

 ¿Cómo se ha cambiado ese mentalidad entre los luchadores?

"Eso ha cambiado con la labor que se ha hecho desde la Federación de Lucha Canaria, tanto por parte del actual presidente Germán Rodríguez, como del anterior, Gonzalo Hernández, que modificaron las normas sobre las medidas antropométricas de los luchadores, y con la ayuda del médico de la Federación, Norberto Marrero, que ha intentado formar a los monitores y luchadores en el que sentido de que no hace falta un hombre con sobrepeso para luchar, sino que lo importante es entrenarse, alimentarse adecuadamente y cuidarse ".

 ¿Qué otra cosa se puede modificar para hacer mejorar la Lucha?

"Lo fundamental es la formación en todos los niveles porque a veces te encuentras con que la gente no sabe ni llenar un acta. Es fundamental que mejore la formación. Además, como alguien ha dicho, yo sería partidario de que las federaciones insulares desaparecieran como entes jurídicos. Yo sería partidario de que un único ente organice y gestione la Lucha Canaria en todo el Archipiélago y que lo haga a través de delegaciones en cada una de las Islas. No se concibe que el Gobierno de Canarias legisle y los cabildos contradigan esas leyes. En la Lucha, tampoco".

 ¿Y para mejorar la visión que tienen los no aficionados?

"Pues hacerles ver que esto es un deporte, nuestro deporte, y hacerles ver que esa idea de que la Lucha es de magos es errónea y antigua. La Lucha es un deporte del que podemos sentirnos orgullosos y que además impone muy pocas barreras para practicarla. Un ejemplo claro es que uno de los seleccionados juveniles de la selección de Gran Canaria en el Trofeo Pancho Camurria era un joven ciego. Eso da idea de que aquí no se necesita una cualidad específica y hay que desterrar determinados mitos...".

 ¿Es difícil cambiar las cosas en la Lucha?

"Es difícil, pero se tienen que cambiar. Tenemos que ir por delante para sacar lo bueno de nuestro deporte y desterrar lo que sobra. Lo que antes era válido hoy no lo es, y tenemos que adaptarla a nuestros tiempos para mejorarla y hacerla más grande".

 ¿Se mueve dinero en la Lucha Canaria como para mantener tantos equipos?

"Sí. Evidentemente tenemos que hacer lo mismo que hacen otros deportes. Hoy en día no se concibe un equipo de baloncesto sin un patrocinador detrás, sin una empresa que pueda ayudar al equipo. La Lucha Canaria igual, además del respaldo de las instituciones. Ahora mismo hay doce equipos en Tenerife y se producen fichajes como el último de Javi Ledesma de última hora. Hay que aclarar que no estamos hablando de cantidades importantes...".

 ¿Un luchador puede vivir de la Lucha?

"Algunos pueden, pero mayoritariamente compaginan la Lucha con un trabajo. Sigue siendo un deporte amateur".

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