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EDITORIAL ¿Y qué cambió, chico?

El portavoz del PSOE en el Cabildo y secretario de Organización del partido en Lanzarote, José Juan cruz Saavedra, anunció anoche su entrada,  junto con los cuatro restantes consejeros socialistas, en el grupo de gobierno del Cabildo para sumarse a  los siete de CC y el del PIL, bajo la Presidencia del nacionalista  Pedro San Ginés Gutiérrez. Nueve meses después de que firmaran el pacto y de que lo dejaran en suspenso al considerar "una injerencia" en sus áreas la destitución del jefe de la Oficina del PIOT, Leopoldo Díaz Bethencourt, expatrono de la Fundación César Manrique y amigo personal de influyentes cargos socialistas, entran en el gobierno.

Según ha señalado en rueda de prensa Cruz Saavedra, los desencuentros e injerencias iniciales “se han reconducido” y el Partido Socialista ha decidido, comandado por su Ejecutiva Insular, “dar un paso de responsabilidad para situar los intereses generales de Lanzarote como primer objetivo”. Lo que no explica es en qué exactamente "se han reconducido" esas injerencias para que ahora sí  y hace nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos o un mes no se entrara a formar parte del gobierno cuyo programa  recogieron en un acuerdo que él mismo presentó con los representantes del PIL y del PSOEy el mismo día que lo suspendió.  Leopoldo sigue en la misma situación que estaba y su incursión judicial la podría haber iniciado de la misma forma que lo hizo e, incluso, con el mismo apoyo moral del PSOE. Con la diferencia, única, de que el PSOE ya hubiese llevado nueve meses trabajando en pro de esas cosas que prometió en campaña y ejecutando su parte del acuerdo de gobierno.

“El tiempo transcurrido no ha sido una pérdida sino el necesario para dialogar y recuperar una confianza que quedó tocada por las injerencias en nuestras áreas de Gobierno, de manera que se nos garantice la autonomía de gestión necesaria para desarrollar las políticas socialistas”, señaló José Juan retorciendo la realidad al más puro estilo de Groucho Marx. Cruz Saavedra sabe perfectamente que "el tiempo transcurrido" no ha sido "una pérdida" precisamente para que sus enemigos internos (y paradógicamente guías de su política errática, por convencimiento de la secretaria general) le dejen "desnudo" ante los ciudadanos de Lanzarote, sus propios amigos y quienes le auparon y le sostuvieron dieciséis años de alcalde en Tías, mostrando su perfil más zafio y tosco, además de servil a los intereses que él siempre combatió cuando dispuso de poder y autonomía suficiente para ejercerlo.

El tiempo, efectivamente, no ha sido una pérdida. Estos nueve meses eran necesarios para demostrar que en el PSOE, José Juan Cruz es una simple marioneta en manos de quienes fueron los grandes derrotados por su propia militancia, convirtiéndose en un claro ejemplo de travestismo orgánico. El candidato, que se presentó a su militancia como repudiado por su propia Ejecutiva y sus guías espirituales, gana y entrega su poder institucional a sus rivales internos y sacrifica a sus propios partidarios. Digno de estudio. En ese sentido, ya no hacía falta dejar pasar ni un día más para que toda la ciudadanía percibiera que Pepe Juan ya es otra cosa. Peor, pero otra cosa.

El lunes, los cinco consejeros socialistas tomarán posesión de sus cargos. Tienen en sus manos una enorme responsabilidad con Áreas como Servicios Sociales, Política Territorial y  Obras Públicas bajo su responsabilidad. Si quieren gobernar y solventar parte de los problemas que afectan a la isla van a tener, a su alcance, instrumentos poderosos para hacerlo. No se duda ni un ápice de esos hombres y mujeres, ni de su capacidad ni estímulos. Pero sí de quienes han tenido al Cabildo maniatado sólo con el propósito de castigar a su presidente por encargo de quiénes piensan que el Cabildo debe priorizar sus caprichos y privilegios frente a los derechos de los lanzaroteños.  En pocos días sabremos sí crean equipos de trabajo para solventar problemas comunes o para darle entrada en el Cabildo, vía asesores, a socios de parejas en aventuras fallidas, multiindemnizados, o quienes después de sus atribuladas aventuras privadas quieren descansar al soco del Cabildo Insular.

Sea como sea, es una buena noticia que entren. Que entren tarde, pero que entren. Que cumplan y que entren.  Y, se espera, que entren y cumplan. La isla y su gente se merecen un poco de respeto.

 

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