¿Unidos por y para todos, para Yaiza o para mí? (I)
Queridísimos alcaldes (VIII)
Hola, Gladys:
En este mundo de la política, todo consiste en cambiar. A veces para que todo siga igual, otras para que uno siga igual o, muy pocas veces, para que todo cambie de verdad. No le voy yo a pedir que le salga "chiva y Che" y haga usted la revolución en el municipio donde, hasta ahora, siempre han gobernado insularistas, nacionalistas y localistas travestidos de todas las maneras posibles, donde unos salieron millonarios perdidos, otros (o los mismos) condenados hasta la extenuación, otro olvidado primero y recuperado después y usted, que vamos a ver lo que deja (o se lleva). Por el momento, ya viene imputada, que es todo un riesgo para usted y para el municipio, porque si el guía anda asustado, la prole se despista y no se está donde y a lo que se tiene que estar.
Sonriente y empática Gladys, está usted sentada sobre un verdadero polvorín, activado con regusto por los inefables Honorio García Bravo y su discípulo aventajado, después repudiado y finalmente condenado, José Francisco Reyes, que retorcieron tanto, y tan a su favor, las potencialidades de Playa Blanca que se olvidaron de gestionar el Ayuntamiento que presidieron por tantos años.
Así le dejaron el ayuntamiento endeudado, con personal encaramado hasta en las paredes, y sin la más mínima organización. Un desastre, vamos. Pero usted ya lo sabe, que lleva en el Ayuntamiento más de seis años. Primero estuvo 22 meses entre 2008 y diciembre de 2009, hasta que la CC de su inestimable rival Leonardo Rodríguez, al que ahí llaman el sobrino de Honorio, entre otras cosas porque lo es, consiguió clavarle la moción de censura con la daga de Angel Domínguez. Pero, ya sabe, el que a hierro mata a hierro muere. Y a Angel Domínguez se lo cargó Leonardo desde que tuvo oportunidad, o sea, cuando hizo las listas en 2011, y se puso él de candidato y el otro se quedó en la casa, a pesar de dar el salto a CC del PNL que le crió al ladito de José Francisco. Pero buscando su mal, Leonardo encontró el suyo, ya que usted le venció en las elecciones, conformó gobierno y, encima, el sobrino de Honorio prefirió dedicarse al derecho y dejar la política para otros.
Pero encima de un polvorín, imputada y rodeada ( o sitiada) por las tres principales fortunas hechas en Lanzarote con la construcción y el turismo, a saber, Honorio García, Juan Francisco Rosa y Domingo Rodríguez Cedrés (que eso sí es estar rodeada y no la de los fuertes de las películas del Oeste), se atrevió usted a aprobar un Plan General de Ordenación, norma que en ese municipio conocen de oídas porque el último lo habían aprobado en 1973. Y mal del todo no lo hizo, con la ayuda de Gesplan y el arquitecto Codech, porque "los tres grandes tenores" de la zona lo tienen recurrido. Además, está por medio una infinidad de ilegalidades urbanísticas que yo, sinceramente, no sé cómo va a solucionar. Pero encima de un polvorín y todo, ya lleva usted más de seis años de alcaldesa, con casi cinco consecutivos, y además, se subió al carro de diputada, que eso mola mucho entre los alcaldes de esta isla, y más todavía entre los imputados aforados. Y se ve, además, que ha conseguido ciertos niveles de popularidad.
Pero ya entraremos en cuestión en la próxima carta. Que sé que entre sesiones plenarias en el Parlamento y en el Ayuntamiento, reuniones y demás, no tiene usted mucho tiempo para leer cositas terrenales entre tanta PNL y machangadas varias.
P.D.: En el Parlamento tiene usted dos claros ejemplos de cómo se pierden los apoyos en la isla o en sus municipios. Fíjese bien cómo el secretario general de CC cuanto más tiempo pasa por esas tierras de islas gordas y grandes más intensa es la búsqueda de su sustituto. Y a la alcaldesa de San Bartolomé le pasa algo parecido. Acuérdese de aquello de Unidos por Yaiza y lo que tanto repetía en las elecciones de que iba al Parlamento a buscar un instituto, un pabellón y no sé cuántas cosas más que no le habían dado a su municipio por no tener un Plan General. Haga lo que quiera, Gladys, pero después no llore por Yaiza. Y no se ría, que se lo digo en serio.