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¿ Pero qué pasa en el Cabildo, muchacho? (I)

La calle es novelera a más no poder. La gente, no toda, pero mucha gente, se tira a la calle y que sea lo que Dios quiera. Ya sea al mediodía, a medianoche, o al alba, sin relación previa que medie, se te acercan y te bombardean con menos piedad que los pilotos americanos que dejaron caer las atómicas en Hiroshima y Nagasaki.

- ¿Pero qué pasa en el Cabildo, muchacho? - me preguntan desde atrás, mientras me ponen una mano en el hombro con fuerza. No le conozco de nada. Chaqueta y corbata, mediana edad, pelo corto y sonrisa entrenada.

 - ¿A qué se refiere? ¿Qué es lo que no sabe? - pregunto yo también con una sonrisa forzada que aprovecho, a la vez, para no dejar ver mi dentadura separada y un tanto amarillenta, que no tiene nada que hacer frente aquella hilera de dientes de caballo, bien puestos, que parecen sacados de un anuncio del Colgate ese.

- ¿Que a qué me refiero y me lo pregunta usted así? Le veo todos los días en la televisión hablando de política y de políticos ¿Y ahora me pregunta a qué me refiero? ¿ Usted no ve cómo está eso? Ya está bien, hombre, ya está bien. Que sólo se dedican a jugar entre ellos con nuestras cosas, Todos son iguales. Iguales, cortados por el mismo sastre, unos aprovechados de mucho cuidado. ¡Por Dios, Ya está bien, que se pongan a trabajar y se dejen de tanto Pedro hizo, Pedro dijo, Pedro prevaricó, Pedro se cagó en todos nosotros, Pedro, Pedro y Pedro. ¡Qué asco de políticos, por Dios!

- Bueno, esto se debe a que...

- Perdona, Déniz, que tengo que ir al juzgado. Ya te veo en la televisión. Pero dales, coño, que estos están muy mal arregostados - me dijo mientras aceleraba el paso y se perdía en el Callejón Liso.

Y, ahora, yo que soy así también. ¿Así también? Sí, así también; no así tan bien. Y me quedo mal y me pongo como reto explicarle a ese hombre, que tendrá unos años más que yo (espero que la blancura de esos dientes sea porque lleva todos esos años de más dándole y dándole con el cepillito de marras y la pasta dentrífica), qué pasa en el Cabildo. Y de paso, estimado lector, se lo explico a usted también/ tan bien.

Aquí, como esto no es una novela, vamos directos al nudo. Damos por hecho que conocen la presentación, con sus protagonistas y escenarios discursivos. Y también que, desde aquí, podremos o no llegar al desenlace. Porque, al no ser una novela, ni yo mismo como autor del artículo conozco el desenlace. El nudo es un nudo marinero, correoso, de mucho cuidado. Eso sí lo sé. Aquí hay una tonga de personas, 23, que muestran un apasionamiento acojonante cuando hablan de las siglas que representan y un odio visceral cuando miran al de al lado. Solamente Somos de Lanzarote y sus dos consejeros se escapan de esa definición y para agravarla. Ellos dos, ella y él, Tomás Juan y María de la Paz, se miran de reojo y hablan solos antes que entre ellos. Los dos son Somos ( parece lógico, porque si no sería Soy), pero ella dice que es Alternativa. Y el otro dice que es la Organización Transformadora de Lanzarote. Y dicen, y siguen diciendo. Pero son sólo dos de v-e-i-n-t-i-t-r-e-s. Y mal avenidos. Pero ahora han sacado nota de prensa diciendo que quieren crear una alternativa (distinta a la que cree representar María de la Paz) de d-o-c-e o más consejeros para censurar al presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, que tiene el apoyo de siete consejeros de su partido, CC,  el único del PIL, Manuel Cabrera, y el de ¿Nueva Canarias?, Juan Manuel Sosa. O sea, nueve en total.

Recapitulamos: El grupo de gobierno es inestable porque tiene nueve consejeros de veintitres y dos consejeros de Somos se ponen las pilas para conseguir una nueva mayoría en la que no quieren contar con los siete de CC, por los menos. O sea, por un lado, está Pedro con 9 buscando llegar a 12. Por otro lado, está Tomás Juan López, con 1+1 buscando llegar a 12. ¡Ufff! esto va a ser más lío de lo que yo pensaba.

Algunos ponen el grito en el cielo porque el partido que quedó quinto en las elecciones locales intente liderar las actuaciones para derrocar a Pedro, que fue el más votado, en una administración, además, donde el presidente es por elección directa. O sea, se proclama presidente automáticamente al cabeza de la lista de la candidatura más votada. Y, entonces, se presenta en el centro del terrero político insular, en rueda de prensa, el pollo de Podemos, que también se apunta a la dinámica censuradora, suma sus votos a los de Somos y dice que la izquierda a la izquierda del PSOE tiene más apoyos que el PSOE y que en un pacto de izquierdas el candidato podría ser/ tendría que ser él mismo, Carlos Meca, que aparece acompañado con los otros dos consejeros de Podemos, con los que forma el tridente antitodo, siempre y cuando no se hable de ser presidente del Cabildo. Entonces sí que cuenten conmigo. El hombre se propone y, además, dispone que el cabeza de lista del PSOE no puede encabezar una moción de censura por su pasado de alcalde de Tías. Coincido con Meca en que José Juan Cruz Saavedra no puede ser candidato a presidente. Pero no por su pasado, sino por estar más caducado que un yogur del pleistoceno medio.

O sea, ya tenemos al partido que quedó quinto en las elecciones en marcha buscando una moción de censura con dos consejeros y al que quedó tercero, con tres consejeros, también en el fragor de la batalla. Estos dos partidos podrían estar cerca del PSOE que tiene cinco consejeros, y que es el que ha creado la inestabilidad no sólo por haber abandonado el grupo de gobierno sino también porque ha estado detrás, antes, durante y después de derrocar a Pedro, el gran enemigo de sus mejores amigos. Tendríamos ya diez en el carro, si no fuera por lo que es. Primero, Meca quiere ser presidente (¿Quiere Meca más ser presidente que echar de la Presidencia a su "abominable" San Ginés?¡Esa es una buena pregunta, coño!). Segundo, Meca no quiere de presidente a José Juan Cruz (¿Realmente le importa mucho eso al PSOE de Loli Corujo y Carlos Espino o estarían por la labor para aprovechar la operación y matar dos pájaros de un tiro. Dejar fuera de combate a Pedro y al desgastado Cruz y favorecer que sea la protegida de ambos, la Arroyo Ariagona González, la presidenta del Cabildo). ¡Ufff! ¡Esto es más lío de lo que yo pensaba!

Aún salvando sus diferencias de partidos de izquierdas con sus cositas nacionalistas uno, con sus cositas comunistas otros, todavía le faltan d-o-s consejeros para hacer presidenta a la hija del también socialista José Antonio. Lo de Meca se disolverá rápidamente y lo de Pepe Juan también. ¡No aprendes, qué Cruz! Y a la izquierda no queda nada más. Lo más cerca, aunque más que rosa o rojo es naranja, es el Benjamín de Ciudadanos, que no puede ver ni en pintura ni a Meca ni a Podemos, como buen militante de Ciudadanos, pero que por encima de todo eso está la ofuscación que ha ido cogiendo con el presidente en estos dos años y medio de mandato. Entre Meca y San Ginés, prefiere a Meca toda la vida. Así que contamos ya once. Falta uno, sólo uno solo. ¡Uy, uy, uy! ¡Qué cerquita, qué cerquita!  Meca, Tomás, Espino y Benjamín salivando al unísono. ¡Qué grande eres Paulov! Lo de los perros nunca falla. Y tiro porque me toca.

Vamos a ver, vamos a ver, que nos queda, que nos queda, por aquí el PP, tres consejeros, la derechosa de Astrid, no nos sirve. Por aquí, ¿Qué veo aquí? ¡Ahh, Sosa, Sosita, Sosón! ¡Qué va, este es más de Pedro que el hijo predilecto ese, el centenario, el artesano del Indiano, ese, Juan Brito! ¡Descartado! Queda uno, queda y nos falta uno. Ya lo toco, ya lo toco, parece esto los prolegómenos de la navidad, con la lotería, la suerte, la ilusión y el gordo. Mira, es el PIL, Manuel Cabrera. ¿Se sumará a un grupo de cinco partidos, con diez consejeros de doce de izquierdas, con Carlos y Benjamín y abandonando un grupo de gobierno dónde tiene todo lo que quiere y más? ¡Ya me parece mucho saliveo, Paulov! Es una opción, pero no la veo.

¿Hay otras opciones? Claro que sí, pero las dejamos para próximos artículos. ¡A salivar a otro lado, queridos!

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