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Pancho va a por otro mandato, ¿quién da más?

 

El alcalde de Tías, José Francisco (Pancho) Hernández García,a punto de cumplir  57 años, comienza su precampaña electoral para conquistar su tercer mandato al frente del Ayuntamiento con su reelección, sin oposición alguna, a la Presidencia del Comité Local del PP.

 Rodeado y alabado por el presidente Autonómico del partido, Asier Antona, y su presidenta insular, Astrid Pérez, escenifica su posición privilegiada dentro de la organización política, del que es el único cargo ejecutivo en la isla y un referente para todos sus miembros. "El de Tías es un modelo de eficacia, de cercanía, de un gobierno que se preocupa y se ocupa de los vecinos y es un modelo que debe ser exportado al resto de instituciones que, como el Ayuntamiento de Arrecife, está a manos de un gobierno paralizado y a la deriva", repitieron Astrid y Asier en el momento de coronar a Pancho con laureles y piropos. Evidentemente, en esas palabras hay tanto de pose ante el compañero que se quiere encumbrar como de realidad que se quiere describir.

 Estoy completamente de acuerdo de que Tías, gracias a la excelente relación personal de la segunda de Pancho en el Ayuntamiento, Saray Rodríguez, y el concejal de CC, socio de gobierno, Amado Vizcaíno, que trabajan en clave de vecindad de toda la vida en La Tiñosa que les vio nacer y crecer y que llevan por bandera adonde quiere que vayan, viven al margen del maniqueísmo y maquiavelismo que impera a sus anchas en Arrecife y en Cabildo. Tías siempre ha sido otra cosa y lo sigue siendo. A pesar de que los 28 años de gobierno socialista saltaran por los aires en 2011 y ni se les ve ni se les espera después de estos dos mandatos populares.

Muchos años de oposición

Pancho Hernández conoce el Ayuntamiento de Tías a la perfección. LLeva allí casi tantos años como en su profesión de taxista. Entró en el año 1983, cuando el PP todavía era AP, como un veinteañero (22 años) entusiasmado en la corte de su vecino en la calle Libertad, antigua General Franco, el socialista ya fallecido al que él le dedicó la principal avenida del pueblo, Florencio Suárez. A pesar de militar en partidos distintos, y tener función antagónica, este en el gobierno y Pancho en la oposición, se granjeó la amistad del ex alcalde hasta el punto de que le despidió con lágrimas en los ojos cuando el 6 de abril de 1993, abandonó su acta de concejal, que había conseguido en 1991 en la candidatura del PIL, por la división interna, primera condena e inhabilitación a Dimas, y similares que convulsionaban desde ya al partido que nació en 1990 bajo la batuta de los cuatro alcaldes insularistas, Dimas Martín (Teguise), Honorio García (Yaiza), Antonio Cabrera (San Bartolomé, PDP) y Luis Perdomo (Tinajo).

Sus primeros cuatro años con AP y sus dos años con el PIL le sirvieron para llegar a  sus 30 conociendo las dificultades y los riesgos de la política. Se volvió, entonces, a su profesión de taxista y en la asociación del sector hasta que en el año 1999, con un municipio presidido por otro socialista, José Juan Cruz Saavedra, el líder local del PP, Emilio Bermúdez, decidiera recuperarlo para el proyecto popular.

Pancho, en compañía de cargos del PP e invitados a su reelección.

No fue un buen regreso. Fue precisamente el año en el que José Juan, después de cuatro años de gobierno, obtuvo el 72, 5 %  de los votos, y se quedó con 13 de los 17 concejales en liza, mientras que la oposición se quedó con apenas cuatro, tres del PP y uno de CC.

Fue un duro golpe que se llevó por delante a Emilio y dejó al frente del PP de Tías a Pancho, que ya con cuarenta años se arma de paciencia y con descontentos de la gestión socialista para alcanzar su objetivo. Y cayó. Después de 12 años de gobierno de Florencio y 16 de José Juan, en 2011, el PP de Pancho sacó más votos y concejales que el PSOE y alcanzó la alcaldía. Cuatro años antes, en el 2007, ya habían roto la tradicional mayoría socialista del PSOE, pero todavía no estaba el resto de partidos por cambiar de gobierno.

Sueño y pesadilla

 Tras cuatro años de mal gobierno de los pactos PSOE-PIL, primero, y PSOE-CC, después, se le hizo realidad a Pancho su principal sueño, que ha tenido también mucho de pesadilla. Después de cuatro años de AP, dos del PIL, y 12 del PP en la Oposición, siempre con los socialistas en el poder, había llegado el éxito. Antes tuvo que lidiar con momentos difíciles tanto dentro como fuera del partido.

Los enfrentamientos con el grupo de gobierno fueron especialmente duros los últimos años cuando percibían que la cosa podía cambiar. Denuncias en Fiscalía contra el alcalde, duros enfrentamientos personales, y un intenso cuerpo a cuerpo.

Pero dentro de la organización, cuando parecía que estaba cerca el momento esperado, también se produjeron rupturas dolorosas. Como el abandono del joven abogado Pablo Lemes, que había enriquecido el discurso municipal del PP, con su empuje desde el mismísimo corazón del ayuntamiento, donde trabajaba por especial deseo en su momento del alcalde Cruz Saavedra, que lo creía cercano políticamente y un apoyo necesario en la Casa Consistorial junto con el otro abogado, con mejor carrera interna, Santiago Calero, que llegó a tener hasta funciones de secretario habilitado.  Pero las cosas se torcieron y acabó en el PP, haciéndole la guerra a su patrón local. Pero las cosas se volvieron a torcer cuando Pablo, en lugar de ser del califa quería ser el califa, y Pancho no estaba por abandonar el objetivo que tanto había perseguido precisamente en el momento procesal oportuno para conseguirlo. Y se fue Pablo. Y ocupó su puesto a la diestra de Pancho, la también abogada, y secretaria de aquel en su despacho personal, que compatibilizaba con sus funciones públicas, hasta que la guerra de secesión afloró en toda su magnitud.

Con 8 de 17 concejales, y la manita primero del Jerónimo Robayna, de San Borondón, y después de Mame Fernández, que primero fue asesor de deportes de la socialista y familiar Paca Toledo cuatro años antes y, en ese momento aparecía como concejal de CC, al rajarse Pedro Calero, que no quiso trato con el PP, se mantuvo en su primer mandato. Estaba convencido de que, en el 2015, llegaría la mayoría absoluta después de cuatro años de gobierno y quitarle a los socialistas su especial instrumento de hacer votos, el Ayuntamiento. Pero no fue así. El excesivo ruido mediático hecho por su asesor de comunicación, Severino Betancort, le restó credibilidad finalmente y fue su socio de gobierno último, Mame Fernández, ya en Nueva Canarias, quien se llevó un concejal más con su gestión en Cultura y Turismo.

Pancho, que no es tonto, prescindió inmediatamente de todo lo que creyó negativo y fuera un obstáculo para su vocación mayoritaria. Se cayó del ayuntamiento Yolanda García, que no llegó a salir, no quiso ver ni en pintura a Jerónimo otra vez en el grupo de gobierno y evitó a Mame que demostró que como le dejes un centímetro, te mete dos concejales más.

Ante eso, el dúo de La Tiñosa es la solución ideal. Los amigos de la infancia, vecinos, y familias bien relacionadas, la popular Saray y el nacionalista Amado se declararon amor político eterno y ahí, en casa de Saray (los padres pongo por testigo), se selló el acuerdo que hoy gobierna el municipio. Aunque es tan fuerte la relación entre los dos, que muchas veces hacen piña hasta para oponerse a Pancho. Cosas del gobierno.

Un PSOE desinflado con una enorme Cruz

Hasta ahí, esa es la historia. Ahora el PP ya le ha hecho el regalo por su cumpleaños con casi diez días de antelación y él quiere ser alcalde con mayoría absoluta con 57 años, para igualar a su admirado/envidiado/rival/ compañero/taxista Florencio con 12 años de alcalde de Tías y ponerse a cuatro de su antecesor. Y no es difícil que lo consiga, aunque tendrá que hacer cambios y reforzar sus líneas, para cercenar el agotamiento que se percibe en algunas áreas. Aunque tampoco es fácil, después de dos mandatos de mayoría simple y sin grandes actuaciones que puedan definir su perfil. Hubo más obras en el primero que en este, aunque él está confiado en el PDCAN y en su amigo Pedro San Ginés, del que espera que se mantenga en el gobierno hasta 2019 y si es posible con Saray en el mismo para que su deseado y particular Plan Marshall llegue a Tías a avalar su gestión.

Tiene a su favor que el principal rival, el partido que parecía llamado a desplazarlo del poder y recuperar la Alcaldía, el PSOE, está completamente desinflado y sin resuello. Los socialistas están más por la labor de matarse entre ellos que en herir de muerte electoralmente a Pancho y su PP. Tanto es así que los principales valedores de Pancho en el municipio son la vieja guardia del PSOE, con Pepe Juan a la cabeza que, en su propósito de tener en Tías su reserva para si fallan sus componendas insulares con Loli Corujo y su asesor, Carlos Espino, no deja que crezca nada en esa agrupación.

 Primero le desarmó el grupo municipal, liberando a la concejala Kalinda Pérez, con sueldo en el Cabildo, para sus cosillas, y llevándose a Tomás Silvera allí donde aparezca un carguito. Además, se atrajo a Ulpiano Calero, abriéndole puertas por esos mundos de autónomos y cuenta propia. Dejó al candidato, portavoz del PSOE, César Reyes, con el único apoyo de quien lo metió en este berenjenal, el concejal y todavía secretario local, Gustavo Cruz.  Si fuera poco la cosa, avivó a sus incondicionales para que convirtieran la agrupación, con casi cien afiliados, casi el doble de cuando él era el secretario general,  en un cruce de cuestionamientos donde el eterno aspirante Juan Félix Eugenio, ex concejal, ex teniente de alcalde, ex consejero del cabildo y ex dimitido en no sé cuántas ocasiones (algunas tipo Puigdemont, ahora dimito, ahora renuncio a la dimisión) hace de avanzadilla con su fiel escudero,  el tercer taxista de esta historia, Alfons/o/ito Gopar.

Con este PSOE así, ni José Juan, ni nadie garantiza una victoria frente al PP. Más bien se estarían jugando pasar a ser los terceros si surge con fuerza alguna otra candidatura. Todo depende de lo que hagan en sus primarias y asamblea para elegir a su nuevo Comité local. Si apuestan por lo viejo, por lo quemado, por los responsables de la derrota, tendrán más de lo mismo. Si renuevan y son capaces de atraer a gente nueva, recuperar concejales y concejalas de vida efímera en la corporación porque no aguantaron la presión de los popes y pacifican un tanto el partido, puede ser otra cosa.

Pero Pancho ya pasó su fase interna, sin oposición alguna. En una fiesta que llenó de gaviotas y populares el Centro Cívico. Tiene, además, el Ayuntamiento en sus manos para hacer una campaña con realidades que hagan creíbles sus promesas. En esta situación, depende de sí mismo, como casi siempre los que gobiernan, con la ventaja, además, que un crecimiento de la CC de Amado significará comerle más votos al PSOE precisamente en los caladeros tradicionales de Juan Félix, donde su numerosa familia ya empieza a valorar las cosas buenas que puede tener el Amado campechano frente a su tío, más aburguesado por la edad y su distinta experiencia vital y política.

Pancho ya ha enseñado las cartas. Va a por otro mandato. ¿Quién da más?      

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