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Privados por lo público

 

La política es un juego tan curioso que te puedes ver a los políticos haciendo lo contrario de lo que dicen y diciendo lo contrario de lo que hacen. En Lanzarote, al igual que en otros muchos lugares, tenemos ejemplos varios de esos especímenes. Y mientras critican una cosa en el municipio en el que gobiernan sus rivales, en el de al lado, donde gobiernan ellos, pueden estar haciendo exactamente lo mismo.

Están convencidos de que la única regla que hay que respetar en la política es que si estás en el gobierno te toca apechugar con lo que hay y si estás en la oposición tu principal función es criticar. Lo que podría llegar a reducirse a "hacer por hacer" y " criticar por criticar" y así se encuentra uno, después, las cosas que se encuentra. Por un lado, aparecen obras y servicios que nadie demanda, que nadie usa, pero que han costado una pasta gansa. Y, por otro, se llenan espacios informativos un día sí y otro también con criticas aceradas a proyectos interesantes, que llevan años sin ejecutarse y que se critican denodadamente porque se entiende que si se realizan su impacto sería socialmente tan positivo que volverían a ganar las elecciones los que están gobernando.  Visto así, parece que la función de la oposición no es que el grupo de gobierno gestione adecuadamente, lo haga dentro de la ley, y con equidad, con una fiscalización recia pero responsable.

Visto así, la única función de la oposición es impedir, por todos los medios, que el grupo de gobierno haga algo que los vecinos puedan interpretar como positivo. Contribuir de forma decidida y entusiasta en la zozobra municipal. Y si eso dicho así parece un disparate, más increíble parece todavía que los ciudadanos avalen un sistema en el que eso sea así, en pagar a políticos para que impidan que otros políticos hagan cosas que ellos puedan considerar positivas para su bienestar, dedicando incluso recursos públicos para el permanente sabotaje. 

Y peor se pone la cosa si hay ciudadanos que van a votar a políticos para que torpedeen cualquier cosa que se quiera hacer en beneficio de la comunidad. Porque todo ello nos daría la sensación de que las elecciones no son más que un acto de legitimación de unos señores o señoras para que utilicen los fondos públicos para dilucidar  sus cuitas partidarias y sus luchas de poder. Que lo de menos son los servicios y obras y el bienestar de los ciudadanos, que todo eso sólo vale para convencer a los ciudadanos a quién votar. Que aquí, al revés de lo que generalmente se piensa, los medios son las obras y servicios y el bienestar social.  Y el objetivo es simplemente la conquista del poder por unos u otros. Y lo demuestran día tras día, declaración tras declaración, elección tras elección.

Y lo más triste de todo es que parece que ya lo aceptamos por bueno. Porque, si no fuera así, cómo se justifica que se siga votando a personas y partidos que han demostrado durante años que su único propósito es dar rienda suelta a sus propias aspiraciones personales , con engaños mil y otros tantos despilfarros con los que sólo han intento encandilar al personal para mantenerse en el machito y seguir trabajando para sí mismos. ¿Nombres? ¿Pero todavía no los sabes? ¿Acaso no conoces a los concejales y consejeros de tu isla?

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