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De cómo una crisis sanitaria se convirtió en política

A lo largo del confinamiento han cambiado muchísimas cosas. Es cierto que hemos doblegado la curva, pero hemos aumentado en otras cosas peligrosas. Las historias cambian según quién y cómo se cuenten. Sin embargo, en este caso creo que en Media Res, la gente se ha olvidado del origen de esta crisis. Parece que el tiempo no ha aumentado la concienciación contra el virus sino la rabia de la gente contraria al gobierno.

Lo que empezó siendo una historia de héroes y víctimas ha dado paso a una caza de brujas contra villanos malévolos y bolcheviques que solo pretenden arruinar España y privarnos de nuestra Libertad. Es curioso cómo la gente que reclamaba al gobierno el no haber cerrado todo antes y haber comenzado el Estado de Alarma desde que el virus llegó a nuestras fronteras, son exactamente los mismos que ahora gritan por la libertad, porque, a su parecer, el confinamiento está bien, pero no mucho, y menos si lo manda quien ellos no quieren que les mande.

Ya nadie habla de médicos ni de difuntos, solo se habla de la crisis económica y de las extremas medidas del gobierno que nos llevan a la pobreza. Parece que tratamos continuamente con niños que no entienden que en la vida a veces pasan cosas que están fuera de nuestro control y que, por supuesto, tienen consecuencias negativas. En el caso de la Covid-19, las consecuencias han sido a gran escala, a todos los niveles. No hay nadie en este país que pueda decir que no se haya visto afectado por este virus de una manera u otra.

Por otra parte, está claro y es evidente, que el gobierno ha hecho cosas mal, como hubiese hecho cualquier otro en una situación de tan amplia gravedad y con tan poca experiencia como la que tenemos en este siglo y en este continente en pandemias. Esta crisis, como dijo Pedro Sánchez al principio de la pandemia, no entiende de ideologías ni de fronteras.  España no es la única región afectada y nuestro gobierno no es el trasmisor del virus.

Cada uno que ordene sus pensamientos en lo referente al pasado y haga sus propias conclusiones en si se podrían haber salvado más vidas, si la forma de operar fue desastrosa, pero que tenga en cuenta en el presente, por qué estamos aquí y quién es el verdadero enemigo. Esta es la única manera de salvaguardar nuestro futuro.

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