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....................EL EDITORIAL No a la improvisación con/de las líneas aéreas

El cierre de operaciones de la compañía aérea Spanair es un mazazo tremendo para las expectativas del turismo español y, muy especialmente, para las dos comunidades insulares. El viceconsejero de Turismo del Gobierno de Canarias ya lamentó el cierre de la compañía y dejó sobre la mesa unas cifras escalofriantes: 600.000 pasajeros nacionales llegaron a Canarias, muchos de ellos a Lanzarote, en el año 2011 a bordo de la flota de Spanair. Casi uno de cada seis españoles que visitaron las islas eligió esa compañía para volar.  Y ya no está. De la noche a la mañana, o mejor, de la mañana a la noche de ayer, Spanair pasó de tener miles de vuelos programados a cerrar completamente su actividad y obligar a sus naves a volver al aeropuerto del Prat, en Barcelona, sede central de la compañía que nació de las manos de la escandinava SAS pero que intentaba resucitar un lobby catalán con el apoyo de la Generalitat. La crisis la hizo inviable. Y no será la única.

Todos los agentes económicos destacan la importancia que tiene reflotar el sector bancario, cueste lo que cueste, porque es de vital importancia para la economía capitalista: el sistema financiero es una de sus piedras angulares. Y es así. Pero mucho estamos tardando en darnos cuenta de la trascendencia que tienen las líneas aéreas, cuantas más mejor, para el sector turístico en general. Pero, fundamentalmente, para Canarias. Un territorio fragmentado y alejado que sin líneas aéreas, con servicios frecuentes y fuerte competencia, sería insostenible.

 Spanair nos pone más nubarrones en los riesgos de la conectividad. Pero no es lo único. El hecho de que el Gobierno español se planteé ahora abandonar el sistema de bonificaciones de las tasas, que tan buenos resultados han dado en estos dos años, aporta más incertidumbres en un momento de resistente crisis. Extraña está posición más todavía cuando el responsable de Turismo del Gobierno de Rajoy es precisamente un canario, con formación económica y vasta experiencia política. Precisamente hoy, sábado, se reúne en Fuerteventura, José Manuel Soria con representantes del sector turístico, que le han pedido de forma unánime que mantenga esa ayuda a las líneas aéreas. También se han sumado a esas peticiones ayuntamientos, cabildos y Gobierno de Canarias.

 

No es momento para experimentos arriesgados, retirando, precisamente, las medidas que han dado buenos resultados objetivos y cuantificables. Canarias, ya con más del 30% de la población activa desempleada, según recoge la EPA, no está para juegos políticos ni experimentos. Solamente cabe la unidad de Canarias frente al ministro. Y como el ministro es canario también sólo cabe un acuerdo rápido y responsable para garantizar que aquel que quiera venir a Canarias a pasar sus vacaciones lo pueda de la forma más rápida, barata y sencilla. Y eso significa en la actualidad llevar alas y llamarse avión. No hay otra.

 

 

 

 

 

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