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Yo estaba allí

Más de veinte mil lanzaroteños decidieron hoy pasear por la Avenida Marítima de Arrecife, aprovechar para mandarle un recadito al ministro de Industria, el líder del PP en Canarias, José Manuel Soria, y manifestar su enérgico rechazo a los experimentos con petróleo en aguas canarias. Más de veinte mil personas que decidieron ir a manifestarse aunque sabían que había políticos en la zona y que algunos intentarán rentabilizar este éxito de la sociedad lanzaroteña en beneficio propio. Flaco favor se harán a sí mismos, porque los lanzaroteños ni son tontos…ni van a Media Mark.

 Masiva, intergeneracional, intersectorial y todas las clases

 Los lanzaroteños participaron masivamente en esta manifestación, y lo hicieron, además, de todas las edades, sexos y condición, porque tienen muy metida dentro la sensibilidad por su territorio. Y no se creen los cuentos de las bondades del petróleo y sí ve de forma nítida los riesgos. Aquí los partidos utilizaron la estrategia del líder de la bandada de patos, ponerse delante del grupo y no esperar a que la gente se alineara detrás de ellos. E hicieron muy bien en darles el protagonismo en la cabeza de la manifestación a los colectivos sociales. El mayor protagonista político de la manifestación fue el PP y su líder canario.

La manifestación se desarrolló en una ambiente muy tranquilo, de fiesta, a ritmo de batucada en algunos casos, pero de las pancartas y cánticos traslucía cierta ira e indignación por los riesgos de las explotaciones petrolíferas y las malas formas con las que el canario Soria se escarranchó en el Ministerio y promovió el Real Decreto que sublevó a los habitantes de esta isla.

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 Había pancartas para todos los gustos menos, seguro, para los de Soria. A pesar de que era el protagonista en casi todas, en algunas arrastraba las siglas de su partido y en otras el nombre de  Repsol denunciando lo mucho que ha calado en el pueblo la idea de que podría haber más complicidad de la recomendada entre un ministro y una empresa enteramente privada. “REPsoria S.A, Prospecciones Petrolíferas” “Soria no vuelvas” “Petróleo no, Renovables, sí” “petroleras, no” sobresalían en muchas de las cientos de pancartas que mostraban los manifestantes. El rechazo verbal era todavía más duro “contra Soria y su petróleo”.

 Festiva e indignada

 La gente iba entre festiva e indignada. Y también orgullosa. El incuestionable e incontestable éxito de la marcha regocijaba a los participantes que lo vivían con la connotación histórica que tiene, la mayor manifestación de Lanzarote, y con alivio al ver que el pueblo había salido a la calle para decir No, de forma clara y rotunda. Contra el petróleo y a favor del turismo. Lo que también es un hito, no sólo contra el petróleo sino que se manifieste de forma tan clara a favor del turismo, cuando hasta hace poco, la masa popular, aunque vive del turismo mayoritariamente, las veces que se manifestaba era para denunciar los excesos del sector y criminalizar a empresarios y políticos. Algo ha cambiado con el petróleo y sus riesgos. Esta, al igual que la manifestación del 2002 es de esas que la gente dice “yo estaba allí” con orgullo. Y lo dirán los niños cuando sean mayores, como yo mismo recuerdo la primera gran manifestación de la democracia en Lanzarote por la crisis de la pesca, que dejó de ser uno de los motores económicos de esta isla, allá a finales de los años setenta, cuando yo era un adolescente, o la organizada por la asociación ecologista El Guincho recién creada en 1988 en la Playa Los Pocillos, cuando era un veinteañero, o la mayor de todas hasta hoy, que sucumbió ante el miedo al petróleo, la del 27 de septiembre de 2002, que tuvo amplia temática, y divertido recorrido, cuando ya era un treintañero. Será un día para recordar pero debe ser todo un día para que no se olvide que Lanzarote ha hablado alto y claro. Y ha dicho no.

 Lanzaroteños de toda la vida

 En la manifestación había lanzaroteños de toda la vida y también nuevos residentes de variada procedencia. Entre las banderas que ondeaban, no faltó ni la de las siete estrellas verdes ni tampoco la del Sahara. Hasta de Uruguay creí ver alguna. Ya lo dije, de toda la sociedad de Lanzarote, de los acomodados, y de los no tanto, de los formados, y los sin estudios, de los empresarios, sindicatos, del campo, de la ciudad, de todos. Pero me fijé en el enorme número de lanzaroteños de toda la vida que fueron a la manifestación. Que apenas los saludabas y te contaban emocionados sus recuerdos de infancia cerca del mar o te preguntaban de forma retórica qué íbamos a beber si se contaminaba el mar. Acostumbrados en los últimos años a pasear por Arrecife y no ver a nadie conocido, el hecho de ver a tanto lanzaroteño de los de toda la vida me gustó. Gente que, a pesar de que vivimos en una isla pequeñita, hacía años que no veía y que ahora vivían entusiasmados este día porque sienten que la isla sigue estando viva y que ellos forman parte de ella. Y que no quieren que se la carguen ni la pongan el riesgo para nada.

 Entre aquella multitudinaria marcha de hombres y mujeres, de niños y mayores, de empresarios, políticos, trabajadores, parados, estudiantes, llegó un momento que sentí un agobio molesto. En el tramo comprendido entre la calle Real y la Delegación del Gobierno, la inmensa multitud apenas cabía en la calle, a pesar de que se alargaba hasta llegar a La Playa del Reducto sin apenas haberse movido los últimos de la cola del punto de partida. Vestidos muchos de negro, en referencia oscura del petróleo, otros con camisas con leyenda reivindicativas de energías limpias y de rechazo al sucio petróleo. Pancartas de diferentes tamaños pero la misma pretensión: “No al Petróleo”. Los había disfrazados de mancha de piche y tampoco faltó la réplica de una plataforma petrolífera. Realmente, tanto la convocatoria como celebración fue un derroche de imaginación y de ilusión en decir que no con fuerza y claridad.

 Doble ración de políticos

 Era la respuesta de la sociedad, de los ciudadanos y allí había más de veinte mil personas. Pero un par de centenares eran políticos de distinto nivel y partido, pero políticos, también muchos políticos.  Estaban casi todos. Menos los del PP. Estaban los líderes de los partidos locales y miembros de ejecutivas regionales y representantes del Gobierno canario, Había muchos y jugaban a no estar en primera plana para que no se les recriminase su protagonismo en detrimento del social pero no perdían ocasión de dejarse ver y que se supiera que él también estaba allí.

 La manifestación terminó con fiesta musical en el recinto ferial. Allí se proyectaron también los videos promocionales de la manifestación que han venido circulando por Internet durante los días previos a la misma y que fue un ejemplo más de la enorme creatividad de los lanzaroteños. Videos realmente buenos e impactantes. El petróleo dio energía a la sociedad lanzaroteña para rebelarse y hacerlo de la mejor forma: mayoritariamente, en paz, con razones, creatividad y mostrando su apuesta por las otras energías.

 

 

 

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