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Médicos versus políticos

Les adelanto que la cosa no va de cabreos ni enfrentamientos entre políticos y médicos. Que seguro que también los habrá, pero yo no me he enterado de nada. Tampoco va del “indiscreto” papel que han jugado algunos médicos que han pasado por la política dando más pena que gloria. La cosa pretende comparar las formas de trabajar de los médicos y los políticos ya que muchas veces se utiliza aquello del diagnóstico de la situación y la receta que conlleva solucionar el problema.

Si usted va al hospital, por ejemplo, con una neumonía, espera que el médico le ausculte, le haga el diagnóstico y le recete los medicamentos necesarios para su sanación. Sería realmente sorprendente, y humillante, claro, que el profesional, ya sea médico o médica, en lugar de hacerle una receta tendente a solucionar esa neumonía que le trae por el camino de la amargura, le llena la receta de vaguedades, destacando lo bien que está de los demás. No me imagino la cara que se le pondría a usted al leer, con esfuerzo, porque los médicos escriben como escriben, que en la receta, en lugar de los correspondientes tratamientos, le pone que, a pesar de lo mal que tiene los pulmones, tiene unos ojos muy bonitos, unos bíceps de escándalo y melena de película. Y de paso se hace un “reels” con usted para compartirlo en todas las redes sociales habidas y por haber. No daría crédito y presentaría la correspondiente queja en Atención al Paciente e, incluso, se plantearía presentar una denuncia en el juzgado.

En cambio, a los político/as, que son empleados públicos igual que los médico/as, les permite que se les ría en la cara. Dándoles un diagnóstico de la realidad y soluciones completamente incoherentes con la  misma. Donde resaltan las partes que están bien y se olvidan de las que están mal, que serían las que hay que solucionar.

Viene este cuento hoy por la nota de prensa que saca el Cabildo de la encuesta  que le encargó al Centro de Datos con motivo del 30 aniversario de la declaración de Lanzarote como Reserva de la Biosfera. Nada que objetar al trabajo técnico del Centro de Datos, pero si hay mucho que decir de la forma de vender esos datos por el Cabildo y la jerarquización que hace de los problemas. Destacan como un éxito que el 76% de los lanzaroteños  consideran que la pérdida del estatus de Reserva de la Biosfera “afectaría negativamente” a la isla, sin ni siquiera interesarse si saben exactamente de qué se trata esa declaración y cuáles son las obligaciones públicas y de los ciudadanos para mantener el galardón. Pero eso es lo de menos.

Lo grave es que los verdaderos problemas de la isla y la percepción que muestran los encuestados de los mismos se relegan al final de la nota como si fueran cosas sin importancia, poniendo especial énfasis en el porcentaje que dice que está bien, dejando para el lector avispado qué grande es también el negativo. Sin ir más lejos, el servicio que obtiene una valoración más baja es la ayuda a personas para acceder a una vivienda (2,6). Además, el problema de la  vivienda es el problema más mencionado por los encuestados y claramente una preocupación importante para la población. En cambio, no se dice nada ni se trabaja nada en el acceso, la carestía, la escasez de oferta, etc. Ni  se tiene como un objetivo político real, ni se gastan los mismos recursos que en hacer actos efímeros como el Saborea donde se va un millón de euros en dos días como si tal cosa.

En segundo lugar aparecen los precios/cesta de la compra (33%),  también aparece el transporte público (11%) o el problema del agua (8%). La encuesta completa puede consultarse aquí: https://www.datosdelanzarote.com/item/encuesta-sobre-la-declaracion-de-lanzarote-como-reserva-de-la-biosfera-xxx-aniversario-1993-2023

Lo que dicen los encuestados es lo que todos sabemos, pero el Cabildo destaca por ejemplo, que “los encuestados, el 52%, califican la situación económica actual de Lanzarote como positiva, ya sea buena o muy buena”, obviando que el 48% piensa que es mala o muy mala. ¿Acaso es normal que viva mal casi la mitad de la población? ¿La política no es el arte de transformar, a mejor, la sociedad, con los tributos que pagan los ciudadanos? ¿O la política se trata de pagar a unos privilegiados para que nos hagan un relato a su gusto de la realidad?

En la encuesta no se dice nada que no hayamos adelantado ya aquí mismo y en otros escenarios a lo largo de estos años. Aunque, eso sí, con porcentajes más certeros, obviamente. El empobrecimiento de la población, acuciada por la carestía de la vivienda, de la cesta de la compra y de la congelación de los salarios frente a la más absoluta inactividad de políticos mediocres que se esconden de esa realidad poniéndose sueldos y prebendas que no están al alcance de la población en sus respectivos trabajos. Se escabullen de la realidad, convirtiendo las instituciones en burbujas de bienestar propio en una isla donde sus habitantes empeoran sus condiciones de vida sin remisión.

La solución que plantean (a diario, no en la encuesta) es invitar a la gente a conocer las instalaciones del Cabildo y recibirles de cuatro a cinco los lunes para que puedan llorar en su hombros sus penurias personales, muchas de ellas fruto de su inacción para crear las condiciones necesarias para mejorar sus posibilidades de progresión.

Hay que imaginarse la reacción del paciente ante el médico por la peculiar receta para avergonzarnos un poco más de la sumisión con la que aceptamos la burla política, hecha por personas, además, de nuestro ámbito que sufren amnesia desde que tocan el cargo y sus prebendas. Seguro que más de uno empezaría a gritar y acusar al médico de todo por su fragilón proceder y le echaría en cara que es él quien le paga el sueldo a través de sus cotizaciones a la Seguridad Social. En cambio, ante quien administra todos los tributos que nos clavan a lo largo del año fiscal, aceptamos la burla hasta con tono reverencial.

En fin, por lo menos sabemos que los médicos están mejor valorados que los políticos, aunque no les perdonamos una a aquellos, que nos salvan la vida, y se lo permitimos todo a estos que nos hacen la vida imposible. El ser humano es un animal muy extraño.

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