Cándido se queda sin pleno
Volvemos a las inestabilidades de la minoría en Arrecife. Un ayuntamiento con 25 concejales, personas más que suficientes para gobernar un capitalita de las dimensiones de Lanzarote.
Además, siempre lo he dicho, es de las corporaciones donde mejor está representado el sentir político y social. Por una parte, porque hay seis grupos políticos distintos que van desde la derecha a la izquierda pasando por los nacionalistas, insularistas y alternativos. No sólo desde el punto de vista social, por el hecho de que haya profesores, ingenieros, abogados, empresarios, amas de casa y hasta, si usted quiere verlo como algo llamativo, un domador de orcas. También se pueden ver representados, ampliamente representados tanto los heterosexuales como los homosexuales. Sin duda, como debe ser en una sociedad democrática donde se respeta el hacer y el sentir de todos. Pero, mira por donde, al final, todo se reduce al juego electoral y mezquino.
Entiendo que la realidad se tiene que manifestar. Está claro que el Grupo de Gobierno ha perdido la mayoría que le avaló para derrocar al gobierno socialista que sufría también la grave enfermedad de estar en minoría. Se justificó como la mejor opción para que Arrecife saliera de la parálisis. Ahora, ese argumento no vale. O por lo menos no vale hasta que el PIL sea capaz de solucionar el problema que tiene con Blanco y Machín. La cuestión, dicen, ya no es de partidos. El PIL ni puede garantizar que sus concejales hagan lo que les pida. Al principio del conflicto, con la imputación de los dos concejales, todo parecía que estaba claro: Machín presentaría su renuncia al acta y Blanco seguiría en el Ayuntamiento pero como concejala rasa. Pero una cosa es lo que se decía y otra la realidad. Ni hay acta libre de Machín, ni Blanco, con la guapa que es ella, quiere quedarse por debajo del resto.
Si el PIL no es capaz de resolver como partido esta papeleta y Coalición no se suma al Gobierno, ¿Qué le queda a Cándido? Sólo tiene tres caminos y ninguno realmente bueno. Por una parte, podría, incapaz el PIL de resolver el problema, de negociar con la edil. Duro coste darle competencias de gobierno y difícil de explicar cualquier asignación dineraria sin responsabilidades. Por otra, intentar salvar el barco de gobierno hasta las próximas elecciones sometiéndose a los temporales plenarios y vaivenes, renunciando a su política y soportando la quema que tanto quieren los nacionalistas que lo ven como un peligro electoral. Y tercera, la más dura, impensable para Cándido, que es presentar su dimisión. Duro camino para un hiperactivo como Reguera que se queda sin el control del máximo órgano de gobierno, ante una oposición que no puede verle ni en pintura.
De la oposición no esperen nada. Estamos a un año de las elecciones y van a poner sólo piedras en el camino. Sabiendo, además, que es una irresponsabilidad. Más todavía si saben que no van a conformar una nueva mayoría para gobernar. Mal momento para demostrar que unos concejales sólo están para velar por sus intereses personales y otros por los electorales. Al final, no queda ninguno que tenga tiempo y ganas para dedicarse a lo que realmente se tienen que dedicar: a solucionar los problemas de los vecinos de la mejor manera.
Cándido Reguera reza para que llegue la cordura al PIL y a los concejales imputados. Pero, aunque la iglesia está cerca del ayuntamiento, algo más que un milagro se necesita para que el alcalde de Arrecife supere este gran contratiempo.