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Cita en la Wambo, tralará...

 

¿Pero qué pasa en el Cabildo, muchacho? (III)

 Carlos Espino estaba en su salsa, que por otro lado es lo mejor que se puede estar cuando se visita una hamburguesería. Le hubiesen dicho hace años que esto iba a ser así y no se lo hubiese creído. ¿Pepe Juan Cruz noqueado, echándose una botella de agua con él, al mediodía de un jueves, en la hamburguesería Wambo, en Playa Honda, atendiendo a sus explicaciones sin ser capaz de emitir más sonido que el "sísísísísísísí" tan suyo a modo de soliloquio? ¡Qué dices, Pepe Juan, el todopoderoso alcalde de Tías durante 16 años, el que le decía que del Paredón para abajo no pasara, el que no le hacía ni caso cuando era secretario general! ¡ Eso es imposible! ¡O se vuelve tonto de repente, o eso es imposible!

Pepe Juan siempre había estado en contra de aparecer públicamente al lado de Carlos Espino. eso es negativo, decía a modo de explicación. Lo volvió a decir en plena precampaña electoral en noviembre del 2014, cuando se acercaron a saludar a los hombres de Greenpeace que se jugaron la vida contra la patrullera española por el conflicto de las prospecciones petrolíferas y exsecretario defenestrado se metió en la expedición a disgusto de la mayoría..

 Con su carcajada tan desagradable como típica, entre consejo y sorbito de agua, la Wambo se convirtió ayer en el escenario de la escenificación pública de la rendición de Pepe Juan. Hasta ahora, a sus compañeros de viaje durante años, le venía diciendo que era mentira que fuera Carlos Espino quien le preparaba sus ataques a Pedro San Ginés y otras cositas, por recomendación de la propia Loli Corujo, que cayó abducida hace ya mucho tiempo a la palabrería engrasada del socialista que dicta sus proclamas desde el entorno de Guatiza. Ahora, acosado por sus propias equivocaciones, entregado a las decisiones ajenas al cambiar su fuerte por un lugar en la falsa progresía que tanto combatió, se arrodilla ante el mismo que le quiso impedir que fuera candidato al Cabildo. El mismo que le acusó de ser un hombre de Rosa y no un hombre de la rosa. Y todo, para nada. No hay escapatoria. Hasta Maikel Jackson se dio cuenta de que por mucho que se blanqueara sería toda la vida un negro para aquellos que nacieron blancos mientras que sería un traidor para todos los que nacieron negros. En fin, con tanto ir a los Indianos y tanto polvo talco me imagino que se podrá hacer una idea.

Lo gracioso del tema es que Pepe Juan sabe que Carlos, políticamente, no dice una verdad, ni bajo los efectos extremos de la alergia. Que por mucho que se le contraiga la garganta en plena anafilaxia su cerebro se contendrá de actuar en contra de lo que le marca el entrenamiento diario. Ya ha sido mala leche del destino que precisamente a su alcaldesa asesorada/protegida, la misma que el trajo al partido dentro del calado que hizo en una determinada asociación multicolor, tenga problemas judiciales por un incidente producido con la "Gamba Loca". ¿No tendrá nada que ver Pepe Juan con esto?

En ese ambiente tan intelectualizado y moderno, tan propio para un cincuentón y un casi sexagenario rejuvenecido, como es la Wambo, Carlos le hizo el relato que José Juan quería oír. Que no hay nada de aquello, ni de lo otro, que todo va por donde le dijo, que si ya habló con aquel y con el de más allá. Nada le dijo de lo otro. De que si quería tener alguna opción con Astrid, tendría que darle la Alcaldía de Arrecife. Que si quería que cayera/callara irremediablemente el enemigo que le llevó hasta las puertas del juzgado y lo ha puesto a los pies de los caballos de forma abrupta y desconsiderada, tenía que darle la Alcaldía a Astrid. No había más tu tía. Aunque mira que le jode darle la Alcaldía a Astrid y dejar a su queridísima y protectora Eva de Anta sin ese sillón en el que ella se encuentra tan a gusto. Entre otras cosas, al margen de las razones políticas, porque fue la consejera delegada de los CACT de aquellos momentos quien llevó al juzgado su trapicheos en el ente público. Pero si se tiene una sola bala, hay que elegir entre caza mayor o menor. Y al lado de Pedro San Ginés, y sus sentimientos hacia él, Astrid es un mero conejito que él quiere convertir en uno de indias, para su experimento revolucionario. La última vez que tuvo ideas similares, grandilocuentes, con intención de meter en la cárcel a todo aquel que se le opusiera en su camino de nuevo mesías, acabó perdiendo la Secretaría del partido y con el PSOE vapuleado en las elecciones, cosechando la mayor derrota de su historia.

 Pero ahora no tiene nada que perder, él no existe oficialmente, es un mantra. Pero no le podía explicar a aquel hombre que tenía delante, roto e inconexo, que la única manera de entrar en el mercado político de pactos, después del comportamiento altamente inflacionario de los últimos días, era ofrecer a Astrid su sueño, su Alcaldía, y poner sus 6 concejales socialistas a su servicio para que la cabeza de Pedro rodara en la sala de plenos, ante los desconsolados "jipidos" de los siete intrépidos nacional/coalición al ritmo marcado por Oscarnotienealas ni límites.

No le podía decir que para que eso se pudiera rentabilizar de alguna manera él tendría que renunciar a sus derechos de cabeza de lista de la candidatura socialista, o mejor, que ya puestos, adelantará su jubilación por motivos personales, porque precisamente por esos ya le tienen preparada la cama. No le podía decir en la Wambo a su derrotado interlocutor que lo único que justificaría políticamente la consumación de la venganza era dejar este año y medio de presidenta a la hija de su querido amigo José Antonio que tan bien se la ofreció para que ocupara la segunda plaza. Si hacen a Ariagona presidenta del Cabildo, se sigue gobernando en Arrecife y se cierra la opción de perder la Alcaldía en San Bartolomé, la cabeza de Eva, sobre todo con la mala prensa que tiene el gobierno de Arrecife actual, podría ser digerible. Sin esta oferta, no convencerían al PP. Y con esta todavía estaría por ver.

Pero siempre ayuda que Pedro San Ginés piense que para todo hay una primera vez menos para que él haga limpieza de su mochila y para que cristalice un acuerdo que le lleve a la arena. Pero cómo le va a decir eso al hombre deshecho que tiene delante,  que él obligó a llevar a sus huestes a la oposición, dejando al bueno de  Silvera sin cargo ni sueldo, al igual que al malo de Bergaz. Allí, en la Wambo, con olor  a mostaza y pizza, con el calor que hace. Otro sorbito de agua. ¡Slurp, slurp, slurp!  Hasta la onomatopeya de sorber queda rara en un mediodía aciago, de un jueves cualquiera, de un otoño caliente, en una pizzería hamburguesería donde dos enemigos se confiesan.

Vamos a contar mentiras, tralará...

Comentarios

#1 Dorotea 27-10-2017 11:54
Jamás entenderé que todavía hayan personas en esta isla que se saquen fotografías, o se siente con este personaje.

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