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La basura de José Tomás

Tomás Fajardo con la alcaldesa de Arrecife, Eva de Anta.

En un pleno de gente joven, con muchas mujeres guerreras, sorprende en la bancada de la izquierda, delante de socialistas y al lado de nacionalistas, el primero en la primera fila, el pelo cano de José Tomás Fajardo Fajardo, un hombre elegante, armado con bigote, que presumía de no arrugarse a la vez que abusaba de la ironía en sus tiempos sin cargo pero con mucha carga en su consignataria.

Con sus 66 años ya cumplidos, el doblemente Fajardo se encuentra atrapado en un mundo de contradicciones. Por cierto, en el PIL eso de repetir apellido debe ser una exigencia estatutaria. De ninguna otra manera, salvo la casualidad, podría explicarse que los tres primeros de su candidatura a Arrecife repitan apellidos. (Fabián Atamán Martín Martín, María Isabel Mesa Mesa y el susodicho. Pasa lo mismo con el único consejero del Cabildo, Manuel Cabrera Cabrera, y con el concejal en Teguise José Dimas Martín Martín).

 Pero dejemos las casualidades y extirpes al margen y volvamos con José Tomás, que se encuentra a la altura de la basura ( que no de la limpieza) por sus formas de hacer, decir y actuar. Llegó al Ayuntamiento de carambola, por aquello de que iba de número tres, y el PIL sólo sacó dos. Lo metió en la lista el propio Fabián Atamán por las muestras de lealtad al proyecto y a su padre desplegadas en los medios, donde nunca se vino atrás en resaltar los valores del PIL del padre, del hijo y de quién fuera por representar. Fabián estaba convencido de que Fajardo Fajardo era uno de los de ellos. E, incluso, cuando abandonó el Ayuntamiento me comentó que lo bueno era que con su despedida de la política y renuncia al acta de concejal entraba en el pleno un amigo como Tomás. Pero José Tomás enseguida hizo honor a su nombre y emuló con desparpajo a su tocayo torero. Verónica por aquí, capote por allí, estocada a los Martín Martín, y directo al gobierno municipal, nada más sentarse en la sala de plenos. Antes con José Montelongo y ahora con Eva de Anta de alcaldes, José Tomás da su cara más agria donde parece que el gato no solo le comió la lengua sino también el sentido común.

 José Tomás, a las puertas de la jubilación como empresario consignatario, actividad que desarrolló durante más de 40 años, recibe el acta y el cargo como un premio. Y así actúa. Primero se embarca para asistir al Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Las Palmas convencido de la necesidad de la independencia del puerto de Los Mármoles "porque la independencia de un puerto a veces no se trata de que sea rentable al 100% sino de todo lo que genera alrededor", "que lo importante es lo que genera", y vuelve para Lanzarote convencido por el presidente Luis Ibarra, su diana más frecuente de ataques por el mal funcionamiento del puerto que él conocía como nadie por tantos años de trabajo allí, de que no había nada mejor que seguir dependiendo de Las Palmas. Lo demás era una locura.

Tanta ha sido su traquina en este sentido, contrario a  la gran mayoría de los lanzaroteños, también a sus socios de gobierno, PSOE y CC, que ya algunos echan de menos los tiempos en los que Montelongo era el representante.  Dicen que aquel "se llevaba los  300 euros por reunión, pero por los menos no se reía de nosotros. Este se chasca igualmente los 300 euros por visita y, encima, nos queda la sospecha de qué le habrá dicho, dado o hecho el señor que nació en Lanzarote para presidir la APL para que el consignatario más criticón y rebelde de la historia del Puerto del Arrecife y alrededores venga echándole flores".

Pero los males de nuestro José Tomás, al que la basura de Arrecife le torea con un desparpajo que ya ven todos los vecinos, lejos de disiparse se le complican por momentos. Cogió la Concejalía de Limpieza, que parecía sencilla de llevar, que no le iba a dar mucho sufrimiento porque el servicio estaba adjudicado a una empresa y era esta la que tenía que cargar con la basura de Arrecife a otra parte. Además, si la empresa de ahora es la misma que la de antes, el empate lo tenía asegurado. O sea, que si no mejoraba por lo menos no tampoco empeoraba. Pero no, la cosa, con el tiempo, se ha puesto más sucia.

Los barrios, especialmente Argana y Altavista, están en un estado bastante lamentable. E, incluso, el centro presenta un mayor descuido, según denuncian un día sí y otro también los vecinos de la capital, que no se quita de arriba el estigma de patito feo. No hablemos de solares llenos de basura, ratas exhibicionistas, entradas a la ciudad y esas cosas para que no se nos ponga malo el doblemente Fajardo, que ha hecho bueno, también, a Victor Sanginés.

No le ayuda tampoco a Tomás que el Ayuntamiento de Arrecife esté manga por hombro en casi todo. Las críticas a la gestión municipal ya son generalizadas y, a veces, hasta son los propios miembros del grupo de gobierno los que disparan contra los otros compañero de otros partidos. Él está protegido de este fuego amigo porque los dos votitos del PIL entran en las cuentas tanto de tirios como de troyanos. Y ellos dejándose querer, aunque Tomás Fajardo empieza a notar ese frío gélido en el cuello que pone la piel de gallina cuando oye quejas y más quejas de la que califican "su sucia" gestión.

Aunque animó a la empresa concesionaria Urbaser a que sacara una campaña publicitaria con el slogan "Una ciudad limpia depende de mí, depende de ti"   desde un tiempo para acá se esfuerza sin éxito en dejar claro que si está tan sucia no es responsabilidad de él sino de todos los demás. De los ciudadanos, que son unos incívicos y tiran basura en cualquier lado, que no saben usar los contenedores o que los queman y así él no puede conseguir resultados. De los medios de comunicación, que no hacen sino echar mierda sobre su gestión y exagerar adrede las cosas, sobre toda la basura, para fastidiarle a él. En cambio, él no tiene culpa alguna. Y te lo argumenta con explicaciones bizantinas donde recuerda que su Concejalía no tiene ningún empleado y que la responsable de la limpieza aceras, calles y recogida de residuos sólidos es la concesionaria del servicio, que tiene un pliego de condiciones, que además se está cumpliendo.

Dicho así, lo que yo no entiendo es que haya liberado un concejal con 14 pagas de  2.907,72 euros brutos mensuales para hacer nada. Salvo, claro, que ese sueldo sea en calidad de pensión de jubilación por mantenerle callado y darle una lección magistral de lo equivocadito que estaba cuando criticaba a los demás delante de un micrófono sin el mínimo rigor, contemplación ni piedad.

¡ Y qué mejor sitio para ello que en el jovial País de las maravillas de Eva de Anta y compañía! Va a ser eso, seguro.

Comentarios

#1 Dorotea 07-11-2017 13:18
Manolo, te has esmerado en el escrito. Por ello, te felicito.

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