El trimestre de la revelación del PSOE de ¿Dolores?

Apenas tres meses, un trimestre, le ha hecho falta al PSOE de Lanzarote para poner en evidencia sus estrategias y resortes de poder. Después de haber estado negando durante años la cercanía del superimputado Carlos Espino a la secretaria insular, en estas elecciones pasadas, cansados ya de esconder lo evidente, lo nombraron jefe de campaña. Lejos de amilanarse, el acuerdo de gobierno con el PP, partido del que María Dolores Corujo se mofaba, muerta de risa, en cualquier esquina, les permitió sacar del armario a todos sus juguetes rotos. Así, Carlos Espino pasó de jefe de campaña a jefe de Gabinete de Presidencia del Cabildo sin perder ni una de sus imputaciones (investigaciones habría que decir ahora) y sin tan siquiera ser afiliado del partido por estar apartado por esa situación, a pesar de haber sido secretario general del 2008 al 2011. La cantinela del PSOE para desacreditar a Pedro San Ginés cuando era presidente y estaba imputado se muestra claramente hipócrita.  Tanto como sus continuas declaraciones diciendo que el abogado Leopoldo Díaz era imprescindible para aprobar el PIOL y lo primero que hacen es sacarlo del Cabildo para darle Viceconsejería en el Gobierno de Canarias, demostrando la relación del funcionario con el PSOE, de la que tanto receló CC y tanto negó el PSOE, hasta hacerla evidente ahora.

El nombramiento de Juan Félix Eugenio como consejero delegado del ente empresarial al que su pareja debe ya más de 600.000 euros es un escándalo al que se le tendría que haber puesto fin desde que la presidenta conoció los datos del entuerto, en el que Eugenio tuvo mucha más participación que la mera relación con la administradora de la empresa morosa. Ni lo ha cesado, ni reclaman la cantidad ni se interesan por ver cómo actuó el ahora consejero delegado en contra de los intereses del ente que ahora representa. La experiencia profesional de Juan Félix en este caso parece más propia para convertirse en ejemplo de los deudores morosos de los CACT que de referencia para gestionarlos con otras premisas distintas a las de CC pero preservando unos resultados económicos y sociales aceptables. A nadie en su sano juicio se le ocurriría premiar con empleo y sueldo público en estas condiciones. Tampoco tiene un pase que este caso se dé en un pacto de gobierno entre distintos partidos. No se explica tampoco que el PP calle mientras se consuma este atropello al sentido común y a la integridad del deber de responder de las deudas en las mismas condiciones que el resto.

Mientras el jefe de gabinete del Cabildo tiene a la presidenta un día sí y otro también haciéndose fotos de todo tipo y en cualquier acto, él se convierte en el factótum interno. Hasta el punto de que muchos se preguntan ya cuánto ha tenido que ver en el despilfarro que se consumó en las fiestas de Arrecife a cuenta del apoyo económico que le asistió el Cabildo. ¿Ha sido Nova Kirkpatrick la única responsable de aprovechar ese dinero para hacer contrataciones de montajes de escenarios por toda la ciudad, y de conciertos a 93.000 y 77.000 euros la pieza? ¿Se va a quedar la cosa quieta con el mero cambio de funciones de la concejala sin atender al fondo del meollo en el que se intentó gastar hasta el despilfarro al margen de toda comunicación a la máxima responsable, la alcaldesa? ¿Suena esta música a canción triste de años pretéritos y uniones imposibles?

Lo que sí queda claro es que la entrada del PSOE de Lanzarote en los gobiernos del Cabildo, el Ayuntamiento de Arrecife y el canario, alarga más la figura de quienes llevaron al partido en Lanzarote a sus peores resultados, después de una victoria holgada, y a su peor descrédito. No es una casualidad que el propio Carlos Espino se erija desde el Cabildo  en el centro del poder interno, rodeado con los que fueron sus compañeros de Ejecutiva, en un partido que se ha reducido al mínimo exponente. Apenas se tiene a la organización en cuenta para nombrar cargos, que son repartidos entre los amigos y gente cercana del grupo duro que lidera la organización y que deja fuera a todo el que le pueda hacer frente interno. La propia Manuela Armas, que fue vetada a ser nombrada en la Consejería de Educación, después incluso de haber mantenido una reunión al más alto nivel de ese departamento, es una clara víctima de ello.

Quizás el mayor acierto del pacto que ha favorecido Astrid Pérez haya sido, precisamente, el poner todos y cada uno de los postureos del PSOE de su amiga Dolores, (¿O de su denunciado Espino?) en evidencia, dejando claro que este PSOE de Lanzarote nada tiene de socialista, ni de anti imputados, ni de respeto al dinero público, y que lo que estaba añorando era volver al gobierno para, en la primera fiesta, relingar casi un millón de euros sin ton ni son.

Para todo esto ha dado el trimestre del PSOE. Pero seguro que no queda aquí.