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2024: “Hay que empoderarse, carajo”

 

Se acabó, muchacho. Se acabó el 2023 y con él se tiene que acabar la fiesta que llevan años disfrutando nuestros políticos mientras la isla se deteriora, mientras lo que venía ha dejado de ir bien y los servicios básicos se manifiestan abiertamente dañados. Hay que procurar un cambio de talante, la inclusión de más talento y una mayor responsabilidad social.

No cabe otra opción. El seguir riéndoles las gracietas, a los que se olvidan de gestionar mientras se enriquecen en las administraciones, tendrá un coste elevadísimo. Estamos, ahora, en medio de la nada. Atosigados por el mal funcionamiento de todos nuestros servicios básicos, por un sector turístico que crece pero que daña más que nunca y distribuye la riqueza de forma peor y presionados también por las nuevas exigencias legales por el cambio climático que se nos viene encima. Por la exigencia de un desarrollo sostenible que nuestros políticos desconocen pero que utilizan sin límite en sus debates electorales y en sus comparecencias públicas. Si nos llevamos por lo que vemos y oímos, llegaríamos a la conclusión de que desarrollo sostenible es seguir haciendo lo mismo de siempre mientras decimos todo lo contrario. En definitiva, mentir y mentir mientras engañan a su propia gente dándole subvenciones de consumo rápido para servicios efímeros, mientras se les priva de futuro y de servicios esenciales.

 El 2024 es el año. Hemos salido de unas recientes elecciones locales, celebradas apenas seis meses atrás. Y lo que hay es lo que hay. Y habrá que tirar para adelante con ello. Pero se les debe exigir más, no permitirles que nos engañen con mensajes de dandis o muñecas de Famosa. La actitud de la ciudadanía es fundamental, la madurez de nuestra gente, pero también es necesario un mayor compromiso de los medios de comunicación locales, que han vivido en el charco de la corrupción sin despeinarse y que, en muchas ocasiones, buscan en los políticos más un padrino o financiador de sus niveles de vida que a objetivos a los que exigirles transparencia, eficiencia y responsabilidad pública. La labor de la prensa en general no se puede ver coartada por la publicidad que emana de las instituciones públicas que financia el propio pueblo, los ciudadanos. No se puede utilizar el dinero del pueblo, pagado con sacrificios en muchas ocasiones, para ir en contra de sus propios derechos y liberar a sus “empleados”, a los que elige para gestionar no para robar ni malversar, de las obligaciones contraídas con sus votantes en las elecciones y con el derecho al jurar o prometer respetar las normas.

No será fácil. Y las tentaciones del diablo serán muchas y hay algunos receptores de prebendas que ya no pueden salir del círculo de la abundancia que han creado sobre la plataforma de la connivencia, complicidad y el engaño. Pero no queda otra. Nuestros vecinos ya piden agua por señas, mientras el servicio de producción, distribución y suministro de agua está peor que nunca. El saneamiento es claramente insuficiente. La canalización de las aguas pluviales no existe. Y el ciclo integral del agua está más lejos que nunca de ser una realidad. Tampoco hay agua a la vista para potenciar una agricultura sostenible.

 Y lo mismo pasa con el transporte público de viajeros. Se ha quedado completamente desfasado (realmente, nunca ha funcionado) mientras se vende la sustitución de una guagua por otra como si fuera la gran revolución.  Cada vez tenemos más gente mayor, que presentará dificultades para conducir, cada vez tenemos más trabajadores con necesidades de trasladarse a sus lugares de trabajo en coches, con gastos cada vez mayores mientras los sueldos no crecen. Además, tenemos encima la exigencia de la descarbonización y la imagen de un destino sostenible. Pero el objetivo de los políticos y parte importante de la prensa sigue siendo el mismo: que la empresa familiar adjudicataria preserve su negocio por encima de todas las cosas. Antes muertos que sacar un pliego que dé una respuesta real y global a las necesidades actuales y futuras de la isla. De eso ni hablar, lo primero es lo primero. Y en Lanzarote, el fuego amigo nunca mata a empresarios amigos. Y todos son amigos de los mismos. Así que larga vida al coche y mala vida a los trabajadores.

 Las energías alternativas también están esperando el empujón necesario, de forma racional, sostenible y adecuada a nuestras necesidades y a nuestro territorio. Pero todo apunta a que nos la volverán a meter con calzador desde el Gobierno de Canarias, dando rienda suelta a los otros amigos empresarios canarios que vendrán a hacer negocio donde nuestros políticos no han sido capaces de hacer un plan y un proyecto de desarrollo.

Del turismo también habrá que hablar. Pero no solo hablar de una cosa mientras se hace la contraria. Hay que reconducir la situación y meter necesidades y expectativas en el mismo bombo. No podemos seguir admitiendo todo mientras nos cargamos todo.

Soy realista: no tenemos los políticos ni los gestores necesarios para salir de este atolladero. Tampoco el comportamiento social y mediático va en esa línea. Pero no queda otra que apechugar con lo que tenemos. Y la actitud si la podemos cambiar. Podemos dejar claro que nadie saldrá bien de esta operación imprescindible si no salimos todos. Que no volveremos  a votar a políticos que solo nos dan palabras, que no nos solucionan los problemas importantes de la isla. Que no seguiremos redes sociales de políticos de fiesta, saludando y celebrando comilonas a las que nos invitan para calmar nuestras exigencias de una vida mejor con una borrachera peor.

Y 2024 es fundamental para todo esto. Quien no ponga la maquinaria en la buena dirección en el año que iniciamos dentro de cinco días, no llegará más que con falsas promesas y palabras huecas a las elecciones de 2027. Y esos tienen que ser desterrados del espacio público, de la vida política, que tiene que dejar de ser el gallinero de las gallinas que se comen lo público pero ponen el huevo de oro en su casa. Que trabajan solo para su exclusivo beneficio particular. No hay más opción para regenerar esta isla que echar, a patadas si es posible, a todos aquellos que se acomodan y se aburguesan al tocar poder. No esperen que las cosas se vayan a solucionar con rezos o peticiones milagrosas al próximo año con baños en la playa o fiestas has el amanecer el 31. Así no se rescata lo que los políticos piensan quedarse para sí.

¡Toca empoderarse, carajo! No hay otra. O sí hay otra, pero de esa, llena de abusos y regañinas, ya estamos cansados.

Comentarios  

#3 ANGELES 29-12-2023 13:09
Desde la península les digo: Es escandaloso que ni siquiera mencionen el problema de vivienda que hay en la isla. Es imposible encontrar vivienda, ni buena, ni mala ni regular. Nada. Por qué no lo intentan? Porque quienes escriben tienen una vivienda propia y seguro que alguna otra como viviendas vacacionales para los turistas. Por eso ni se menciona, porque viven de ello. Pero hay familias y personas malviviendo en cualquier sitio y en el coche, son personas con trabajo, no hablo de mendigos.
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#2 Coco Loco 28-12-2023 13:22
Hoy, te felicito. Buen artículo!
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#1 caperucita roja 27-12-2023 10:23
Cada mañana busco ávido este medio local, para leer su artículo de opinión. Ni una letra mas ni una menos: hoy resumen muy bien quien es quien en Lanzarote. Muchas gracias D. Manuel por describir donde estamos
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