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LOS AVIONES SON EL PROBLEMA Y LA SOLUCIÓN

La gente de Lanzarote, al igual que la del resto de las islas turísticas, mira el avión con desconfianza e ilusión al mismo tiempo.

Se sabe que en tiempos de pandemia, el virus se mueve de un lugar a otro con facilidad y que de poco sirve el rigor local si no se acompaña con un control exhaustivo de las personas que entran y salen y vuelven a entrar. Cuando todos dábamos por hecho de que estábamos ya más cerca del cero de casos activos covid-19 que de tener tres o más casos, el vuelo de Madrid del pasado viernes nos devolvió a la realidad de una pandemia: mientras haya casos en algún lado con el que estemos comunicado, no se puede cantar victoria.   

En esta ocasión, fue un residente en Lanzarote a su vuelta precipitada e irresponsable a la isla, cuando tenía que estar haciendo cuarentena a la espera del resultado de una prueba PCR, el que nos recordó que nos tenemos que tomar con mucho cuidado la vuelta a la normalidad aérea. Es imprescindible para devolverle a esta isla su nivel económico el tener conexiones con otras provincias y con otros países pero para asegurarnos de que no será una apertura arriesgada que acabará irremediablemente en un contagio máximo se debe actuar con la máxima cautela. Si en este tiempo de confinamiento y baja intensidad de vuelos, se han detectado casos de pasajeros enfermos, qué nos puede esperar cuando lleguen cientos de vuelos semanales. Está claro que necesitamos turistas para arrancar económicamente pero debemos hacerlo con todas las garantías sanitarias para los que vienen y para nosotros. Hay que abrir en el momento oportuno y con todas las medidas necesarias.  

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