FELICIDADES, ROSANA; ENHORABUENA, ASTRID PÉREZ

Hoy, la cantante más internacional que ha dado esta isla será nombrada Hija Predilecta de Arrecife, la ciudad que la vio nacer en una típica familia marinera de la capital lanzaroteña de los años 60 y dónde dio sus primeros pasos artísticos con su inseparable guitarra. Rosana Arbelo hace ya tiempo que tendría que haber sido nombrada no solo hija predilecta de Arrecife sino de toda la isla de Lanzarote. Los conejeros y conejeras de toda la vida vivimos este nombramiento como algo propio, como si fuéramos todos y todas los nombrados porque el esfuerzo, capacidad y orígenes de Rosana son los ideales para llevar nuestro nombre por el mundo como una de las nuestras grandes hijas, ejemplo para todos.

En Lanzarote, no es fácil que se le reconozca nada a nadie. Salvo que lo compres o te lo de un amigo o pariente interesado. Por eso, tiene más mérito. Algunos han tenido que esperar a morir para que la nostalgia les diera el reconocimiento ya a título póstumo. Otros ni tan siquiera así. En cambio, a cualquiera que llega de fuera con el pecho henchido y con la talega llena de cuentos se le  pone la medallita primero y después se les pregunta el nombre. De currículo se da por bueno cualquier hagiografía que acompañe al premiado.

Por eso hay que reconocerle también a la alcaldesa de Arrecife su arrojo y convicción para dar este paso con decisión. Algunos se han querido quedar en los procedimientos y en la cercanía de las elecciones. Aquí, en cambio, preferimos quedarnos con el merecido reconocimiento a una de las nuestras, de las más grandes que ha parido madre en esta isla. De Rosana, ya nos sentíamos muy orgullosos, ahora, con este nombramiento, también nos enorgullece nuestro comportamiento como pueblo. Así que felicidades, Rosana; enhorabuena, Astrid Pérez. A veces, las lecciones de bondad y reconocimiento popular también pueden venir de los partidos de la derecha. Y de biennacidos es reconocérselo. Y eso es lo que no queríamos dejar de hacer en este merecido caso.