PUBLICIDAD

VOX NO SOLO LLEGÓ SINO QUE VIO Y AYUDÓ A VENCER  Y A DEJAR LAS COSAS CLARAS

Fue uno de los titulares de las elecciones en toda Canarias: La llegada de Vox a los ayuntamientos, cabildos y Parlamento de Canarias. Gritos en el cielo y conversaciones a escondidas. Lanzarote, donde Vox sacó cuatro concejales (2 en Arrecife, 1 en Teguise y 1 en Tías) y 1 consejero del Cabildo, se demostró lo endeble que son las ideas cuando se tiene la oportunidad de tocar poder.

CC gritaba hasta casi abrir las urnas que sus líneas rojas eran los extremismos de Podemos y Vox. El PSOE lo gritaba más fuerte, pero dejaba su línea roja en la extrema derecha, que sigue denostando a viva voz. Pero otra cosa, mariposa, es cuando con Vox las suman salen. Ayer, en su intervención en el pleno, el propio concejal del Vox, Ginés González Suárez, después de votar a favor de la elección de Olivia Duque (CC) como la primera alcaldesa de Teguise, recordó que había estado en casa del candidato socialista a la Alcaldía, Marcos Bergaz, invitado por este, para hablar de la situación política del municipio, “aunque no hablamos de pactos”, aclaró. ¿Pero quién invita para otra cosa a su casa a un miembro del partido enemigo acérrimo si lo que necesita es que se posicione de una manera que nos venga bien en el pleno? La respuesta puede ser sencilla y coincidir todos en que Bergaz es capaz de hacer eso y lo contrario a la vez. Pero queda claro que nadie se imaginaba que un “puro” socialista metiera en su casa a un “infiel” de Vox en los momentos previos de votarse en el plenario la elección del alcalde o alcaldesa del municipio. Aunque también Marcos, con una transparencia elogiable, había dicho que él quería ser alcalde de todos los vecinos y que si algunos cientos de vecinos habían decidido votar a Vox no por ello había que excluirlos de las políticas municipales.

La actuación del PSOE con Vox nos hizo recordar aquellos años en los que el PSOE trataba de “Bestia Negra” a Dimas Martín y al PIL y acabó negociando con él la gobernabilidad del Cabildo a escondidas, saliendo de coches tapados en sábanas, en el año 1993, para pegarse después diez años negociando con él y su entorno los gobiernos y los cuartos del Cabildo hasta bien entrada la primera década de este siglo, sin importarles que entrara o saliera de la cárcel el líder insularista.

De todas formas no es tan extraño. Se trata simplemente de cumplir la máxima de “si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Aunque en este caso, en este primer intento, no ha salido bien y quién está cuestionado es CC, que recibió el voto de Vox más feliz que Ricardito. Y el propio Vox, que votó a un partido nacionalista dejando claro que lo hizo porque “CC no quiere romper España, ni dividir su territorio”.

Escribir un comentario

Código de seguridad
Refescar