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LUCHA DE “CARNICEROS” EN ARRECIFE

El concejal popular Yónatan de Léon, con su familia, el pasado sábado en la toma de posesión en el salón de plenos de Arrecife.

La posible salida en breve de la alcaldesa popular Astrid Pérez del Ayuntamiento de Arrecife para presidir el Parlamento de Canarias, bajo el paraguas del pacto de nacionalistas y populares para gobernar la Comunidad, ha puesto en el punto de mira a su número tres (ya número dos al renunciar al acta de concejala María Jesús Tovar) Yónatan de León Machín.

Al hombre, que fue asesor en el pasado mandado en el Ayuntamiento, donde se granjeó la confianza de la alcaldesa y presidenta del PP en Lanzarote, le quieren recordar su pasado como carnicero en la carnicería de su padre, el recordado luchador José de León “El Chicharro”, chicharrero afincado en Lanzarote, como un hándicap para ser un buen alcalde. Como si fuera mejor ser conductor de ambulancias, recepcionista o similares, como han sido algunos “notables” alcalde y alcaldesa de Arrecife.

José Alfredo Mendoza con su grupo municipal del PSOE en el salón de actos del Ayuntamiento de Arrecife.

Evidentemente, Yonatan, que es nieto de Juan Machín, que fue militante de raza del PP, que defendía el partido con sus más de 100 años como cosa propia, tiene todo el derecho de ser alcalde y tendrá la oportunidad de demostrar que saber de cuartos traseros, costillas, solomillos, piernas (de cordero, por supuesto) y filetes no tiene por qué restarle eficacia en su empeño de presidir el pleno capitalino. Estamos hablando de un carnicero en Arrecife y no de Jack “el Destripador” en Londres. Además, ¿quién le va a echar en cara haber sido carnicero en Arrecife en el pleno? ¿Acaso la oposición? ¡Qué va! Si el propio candidato socialista, cabeza de la candidatura más votada en Arrecife, José Alfredo Mendoza, también ejerció el trabajo de carnicero, en la carnicería de su padre, de profesión también carnicero, antes de acabar contratado por la DISA. Así que la cosa va entre carniceros. Nos pueden gustar más las carnes de los alrededores de la calle Argentina que de Titerroy, pero igual de carniceros son ambos. ¡Y bien que me parece! Y, por supuesto, tampoco son menos que un vendedor de maquetas o cualquier otro oficio o comercio.

Lo realmente vergonzoso sería que tanto uno como otro sintieran vergüenza de reconocer a qué se han dedicado antes de aterrizar en la “sacrificada” política. Y también sería vergonzoso que alguien les quiera estigmatizarse por haber desempeñado ese oficio. Quizás esté mejor valorado en estos momentos un buen carnicero que un mal político. Así que pongan toda la carne en el asador, cuenten con los profesionales adecuados, y solucionen los problemas de Arrecife, que son muchos y variados.

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