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EN BICICLETA, SÍ; A LO LOCO, NO

La bicicleta ocupa un puesto primordial en el nuevo modelo de sociedad que se quiere construir.

Por una parte, no contamina, no consume energía, y por otra, nos da absoluta libertad e independencia de movimientos a la vez que contribuye a potenciar hábitos saludables en la población. Eso es así. Pero otra verdaderamente distinta es que cojamos una bicicleta y nos consideremos “el rey de mambo” haciendo lo que nos da la gana subidos a una bicicleta. Como esos que van en sentido contrario por el centro de la vía y esperan que seas tú el que se salga al arcén para que ellos pasen, esos otros que se meten por todos lados sin respetar senderos ni protecciones del medio o aquellos que llegan a un paso de peatón y cruzan sobre la bicicleta sin saber que no tienen derecho alguno y que, en caso de accidente, tendrán que cubrir los gastos de los daños que les ocasionen al vehículo que no paró. Las bicicletas, como vehículos que son, deben respetar todas las señales al igual que el resto de los conductores y moverse con precaución. Precisamente cuando ellos actúan de forma correcta, es cuando ganan enteros frente a los conductores que no respetan las normas que les protegen por su especial vulnerabilidad. Así que bicicletas todas las que se quieran, pero con la misma responsabilidad que se le pide al resto de los que transitan las vías.

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