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UNAS FIESTAS DE NAVIDAD PARA RECORDAR

El concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Arrecife, Echedey Eugenio, está por la labor de convertir la capital de la isla en la ciudad de la fiesta. Después del éxito cosechado en la celebración de los últimos Sangineles, el programa de actos de este periodo navideño parece que no se le queda a la zaga.

Quiere distribuir los eventos por todo lo largo y ancho de la ciudad, barrios incluidos, y convocar a residentes y visitantes de la isla a compartir con los vecinos de Arrecife estas fechas tan señaladas de paz y concordia. Y quizás ahí, en esa “paz y concordia” es en lo que falla un poco Echedey, un hombre joven, tan inteligente como pasional, que no desaprovecha oportunidad para, en sus visitas a los medios, transmitir sensaciones de conflicto en el grupo de gobierno. Sus últimas declaraciones en Crónicas Radio, en las que le reprochaba al alcalde que no se le diera el protagonismo que se merece en la inauguración del alumbrado de Navidad, no son, precisamente, el mensaje más adecuado ni para estas fechas ni para construir la transformación que Arrecife demanda en un pacto estable de gobierno. Esas cosas habría que arreglarlas internamente, sin hacer ruido mediático. Salvo que lo que se esté buscando sea precisamente ese ruido mediático.

A Echedey no le hace falta tirar de esas polémicas para ganar protagonismo ni para posicionarse. Posiblemente, sin mucho esfuerzo, se convierta en el mejor concejal de Fiestas que puede tener esta capital, siempre y cuando no se contagie del Saborea y apueste por el despilfarro puro y duro para impresionar al personal. Eso lo sabe hacer cualquiera y, además, no sería demasiado ético en una ciudad que está falta de casi todo.

Expectantes con el programa y deseosos de que salga bien y Arrecife se llene de optimismo ciudadano. Esa es la idea. Pero sin ruidos, por favor.

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