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¿SALVAR LOS MORROS DE GÜIME O SALVARSE DEL CENTRO DE INMIGRANTES POR EL MORRO?

Ahora parece ser que lo más protegible de la isla son los Morros de Güime. Nadie sale a la calle para que se desarrollen el Plan Insular, los planes de uso y gestión de los parques naturales o el Plan Especial de La Geria. Nadie sale a la calle a pedir mejor vigilancia y más señalización para nuestros tesoros naturales. En cambio, se montan una manifestación para impedir que se construya  un centro de inmigrantes en los Morros de Güime. Los mismos que se plantearon derruir para que ganara operatividad el aeropuerto. Los mismos que atacan diariamente, desde la carretera de Güime a la misma entrada del pueblo de Tías, empresas machacadoras que destrozan todo el espacio para sacar materiales para la construcción. Deberían regenerar la zona pero no lo hacen. Pero nadie se pone en las puertas de empresas “saqueadoras” a denunciar el expolio. En cambio, sí van a una manifestación aduciendo que no se puede construir un centro para inmigrantes porque es un suelo protegido.

Les da vergüenza decir las verdaderas razones. Y usan la protección de espacio para enarbolar la bandera de la protección medioambiental, por primera vez, para impedir una construcción con fines humanitarios. La realidad es que los vecinos de Güime no quieren un Centro de Inmigrantes, de personas negras y pobres, de africanos, en las puertas de sus casas, algunas de ellas construidas muy cerquita, y de aquella manera, a los Morros de Güime. Los vecinos de este pueblo, que ha crecido de forma exponencial en los últimos veinte años, al igual que la gran mayoría de los residentes no quieren un centro de estas características cerca de sus casas. Consideran que aportan riesgos en seguridad y no quieren. Está claro que es una respuesta tan racional como xenófoba. Que no quieren afrontar de cara pero que no van a dejar de pelear por lo bajini, valiéndose de cualquier excusa. La gente suele tener miedo a lo desconocido.

Pero si da vergüenza reconocer que no queremos que se acojan a personas necesitadas cerca de nuestros hogares por nuestros miedos atávicos, más vergüenza debería dar el comportamiento de nuestros políticos. Unos y otros se suman a la demagogia y a los eufemismos con una rapidez y actitud tan propias de los populismos. En lugar de sentarse, tratar el tema y darle una respuesta que atienda las necesidades de los inmigrantes y los temores de los residentes, se empeñas en hacer causa de batalla política el tema y dejar que sigan pasando los días sin resolver nada. Mientras tanto, se invita a la fiesta a nuevos desalmados populistas que, megáfono en mano, meten más miedo que sentido común al tema. Así nos va.

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