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EL AGUA, EN EL PUNTO DE MIRA

El agua es esencial.

Lo que no parece tanto de recibo es el abandono al que ha estado sometido en Lanzarote el proceso de producción, distribución y comercialización del agua. Fuimos pioneros en el uso de potabilizadoras para transformar un bien abundante, el agua salada, en un bien escaso, agua potable. Producíamos más agua de la que necesitábamos después de siglos de carencias, sufriendo hambrunas y procesos migratorios por su ausencia. Tanta era la eficacia, que atendíamos una demanda creciente, empujada por el sector turístico y el crecimiento poblacional que también activó, con tanta alegría que empezamos a abandonar aljibes, maretas y demás sistemas tradicionales de recogida de agua. Pero, entonces, cuando nadábamos en la abundancia del bien esencial y escaso, los políticos, a través de la empresa pública que gestionaba todo el proceso, empezó no solo a especular con la misma y a desatender su actualización tecnológica sino a detraer recursos propios, que debieron reinvertirse, para hacer campañas políticas, hacer ricos a amigos proveedores y a otros que recibían el agua pero se anotaba como pérdidas por las tuberías.

Hasta que quebró el sistema mixto de producción de aguas y bandidaje político y se tuvo que entregar su gestión a una empresa especializada madrileña. Pero, en lugar de trabajar en el sentido correcto, viendo lo que había producido trabajar en el sentido contrario, se han vuelto a meter en una trifulca a tres bandas, oposición, gobierno y empresa concesionaria, que amenaza, otra vez, con llevarnos al caos.

El agua es un bien esencial. Y, ahora, todos no intimidan diciéndonos lo mal que está el servicio. ¿Pero quién lo va a arreglar? ¿Habrá que sacar en procesión a la virgen para que nos caigan del cielo mejores tuberías, mejor distribución del agua, mejores potabilizadores y sistemas de producción más eficientes con tecnología más moderna y con energía más barata como se hacía antes para pedir que lloviera en los años de sequía? ¿Volvemos a estar en manos de los dioses cuando nos crujen a base de impuestos precisamente para dar respuesta a nuestras necesidades colectivas? Hay mucho ruido, ahora solo falta que haya menos pérdidas en red, producción mejor y menos cuentos y mejores cuentas. Todo lo demás sobra. Y, por favor, no caigan en la tentación tan vieja como propia de estos lares, de algunos intentar pegar un pelotazo a base de la miseria de todos.

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