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Como si de un empleado más se tratara, allí estaba el técnico público de una administración local en la fiesta de Navidad de la empresa que lo reclamó como único técnico valido para sus obras. Hace unos años, un político mostraba su estupor al ser telefoneado por el gerente de una empresa adjudicataria de una obra para que le quitara el técnico que le había puesto para supervisar la misma y le pusiera a otro “con el que tenemos una mejor relación”, reconocía. No era la única empresa que mostraba su preferencia por el susodicho técnico, todo sea dicho en honor a la verdad. Otros gerentes se levantaban de las mesas en las que almorzaban con allegados para saludar de forma efusiva al sujeto nada pasivo.

La portavoz del PSOE en el Cabildo de Lanzarote, Ariagona González, ha iniciado con fuerza su cometido al frente de los consejeros socialistas y no para de evidenciar la errática andadura del presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, que estrena cargo sin parecer que le haya servido de mucho el entrenamiento previo de 12 años de alcalde en Teguise y cuatro en el Parlamento.

Sorprende que cuando se tiene al alcance a un excelente profesional se utilice a un neófito sin maña ni fuerza para atender los cometidos más elementales. Es verdad que en este caso el profesional está en un lugar y el “artista” en otro, aunque ambos trabajen al servicio de la misma persona, que no es otro que Óscar Noda, alcalde con mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Yaiza y consejero en el Cabildo por en esa unión de UPY y NC que sellaron en las pasadas elecciones y que él lideró.

Caen en el mismo error que criticaban hasta la saciedad cuando gobernaba el PSOE y era la presidenta del Cabildo la socialista María Dolores Corujo. Les sorprendía que, algunos medios cercanos al PSOE, en lugar de criticar la gestión del equipo gobernante, liderado por ese partido, se desgañitaran criticando a los nacionalistas, especialmente al expresidente Pedro San Ginés, que estaba en la oposición y sin ninguna responsabilidad de lo que se decidía en ese momento. Y parecía una crítica entendible.

El agua tiene un efecto depurador y, en Arrecife, incluso revelador. Cada vez que llueve, ratas y políticos salen de sus escondites habituales para ocupar la calle. Unas, supervivientes de las deficientes campañas de desratización, intentando salvar el pellejo ante la avalancha de agua por el alcantarillo insuficiente. Los otros, buscando un minuto de gloria propia o desgracia ajena, con botas de agua hasta los mismísimos, para intentar sacar puntos de la misma imagen de la improvisación histórica en la canalización del agua de lluvia.

Si nos llevamos por las críticas  que ha hecho el PP durante estos meses, en Tías todo va bien, porque apenas dicen nada. En cambio, si nos llevamos por lo que dice el portavoz del PP, Kiko Aparicio, en las poquísimas veces que se le oye hablar de Tías, todo va mal. Y no puede ser ni lo uno ni lo otro. Seguramente en Tías no todo vaya bien ni todo vaya mal.

Nos quejamos un día sí y otro también de que no se atiendan a los migrantes de la mejor forma posible y que las administraciones Central y Europea nos carguen con responsabilidades que no son nuestras. Al mismo tiempo, somos los primeros en hacernos llagas en la lengua hablando de que hay que tratarles, a los migrantes,  como seres humanos que son y la necesidad de ayudarles de acuerdo con nuestras posibilidades. Pero, cuando llega el momento, nuestras autoridades locales son tan xenófobas como los peores del lugar. Y lo digo, especialmente, por las reticencias que ponen los alcaldes, creyendo defender así a sus vecinos, a la hora de ubicar un centro de menores.

El concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Arrecife, Echedey Eugenio, está por la labor de convertir la capital de la isla en la ciudad de la fiesta. Después del éxito cosechado en la celebración de los últimos Sangineles, el programa de actos de este periodo navideño parece que no se le queda a la zaga.

El alcalde de San Bartolomé, el socialista Isidro Pérez, presentó, días atrás, el proyecto de remodelación de la céntrica Plaza Santa Elena, en Playa Honda, entusiasmado por tratarse de un proyecto ambicioso para la ciudad costera del municipio. El proyecto incluye la construcción de una biblioteca y salas de formación y también se construirá un gran parking subterráneo con capacidad para 110 vehículos que contribuirá a paliar los problemas de aparcamiento en la zona. Además de ambicioso, el proyecto es realmente necesario en su doble objetivo: por una parte equipa la pequeña ciudad con nuevos servicios altamente demandados y, por otra, ayuda a sacar los coches de las masificadas vías de Playa Honda cuando estén estacionados. Eso permite también que se pueda seguir actuando en la ampliación de las aceras y la accesibilidad de toda la trama urbana.

Cada vez son más los usuarios de la Avenida de Playa Honda que manifiestan su malestar por la proliferación de las bicicletas en el tramo más estrecho y utilizado, donde, además, está prohibido. A pesar de que siguen estando las señales de prohibido en uno y otro lado de la Avenida, parece que el Ayuntamiento de San Bartolomé ha bajado la guardia, y quitado el policía local que antes les mandaba a parar, y son cientos los ciclistas, turistas y no tan turistas, que van por la Avenida cada día. Algunos de ellos, como verdaderas motos.